Por Consejo de los Pueblos Originarios Nahuat Pipil de Nahuizalco
Nuestra historia como Pueblos Indígenas en El Salvador es muy dolorosa. Fuimos invadidos por los españoles, quienes nos quitaron nuestra cultura e imponiéndonos otra en 1492. Luchamos por ser libres y en 1821 logramos supuestamente ser un país independiente pero en 1882 el presidente Rafael Zaldívar ordenó quitarnos nuestras tierras ejidales y comunales.
Nuestra gente tenía muchas tradiciones. Nuestros abuelos Náhuat cuentan que antes, para el día del engendro (fecundación del óvulo y el espermatozoide) se buscaba el movimiento de luna; cuando había luna llena pasaban un anciano tocando el tambor gritando: ¡el día del engendro! ¡El día del engendro! que era cuando la gente podría tener relaciones sexuales para que sus hijos nacieran sanos y robusto. Cuentan que cada vez que construían alguna edificación tocaban el tambor, y a medida que sonaba, la gente corría a ayudar a construir.
Todo se hacía en comunidad, y la siembra también era comunal, pues cuando se sembraba el maíz también se tocaba el tambor y todos ayudan a sembrar, recordando que debían sembrar tres granos: una para la cosecha, otra para el gran creador que él mismo hacía germinar y una para el hermano al que no debería de faltarle nada, obsequiando atol atol de maíz, rigua o elotes asados. El otro grano era para guardar y tener frijol y tortilla para todo el año.
Aunque el gobierno nos haya quitado las tierras, en nuestras comunidades se trata de seguir con esas tradiciones, con el deseo de sobrevivir y conservar nuestro idioma. Nuestros dolores no fueron sólo por la expropiación de nuestro territorio, pues hubo un presidente que cometió una gran masacre, la más grande en la historia de nuestro país. Nacer Indígena en ese entonces, era nacer casi nacer para morir, porque este presidente trató de exterminarnos. Los adultos cuentan que en 1928, un Indígena fue electo como alcalde Municipal, pero por ser Indígena, no le dieron el nombramiento. Para callarlo, en 1932, el ejército lo fusiló.
El bisabuelo abuelo y tío abuelo cuentan que los hijos de los asesinados cavaban sus propias fosas y ahí los aventaban ya muertos. Los cauces de los ríos corrían rojos por la sangre de muchos hermanos. Nos quitaron nuestras tierras y negaron nuestra existencia y aún continúan haciéndolo, amañando censos para decir que no existimos. Los acuerdos de gobiernos para firmar la paz no tomaron en cuenta a los Pueblos Indígenas y aunque el gobierno pidió perdón, nos dejó sin recursos de parte de los ministerios del Estado.
Dicen que no existimos, pero mantienen el interés de quitarnos nuestro recursos por medio de las empresas trasnacionales, imponiendo represas en nuestro ríos, desviándolos y cambiando su cauce normal y secuestrándolo en tubos sin que nosotros podamos usarlo. Sin el río no podemos llevar nuestro alimento, como el cangrejo, el pescado chupapiedra (que ha resistido a no morir como nuestra cultura), el tacuazín, el armadillo. Las talas de árboles masivas que hacen para instalar represas, nos quitan los árboles como el Jabillo, único en estos territorios, el cual lleva el “son” en sus flores, y luego en sus semillas, que vuelan como la gaviota cruzando los montes en una sola melodía.
Con la destrucción del ambiente, destruyen el tule que según el Popol Vuh, es una planta sagrada. Este material sirve para hacer el petate que elaboran las abuelas, además de usarse en finas artesanías para sobrevivir y ganar el pan de cada día. También se encuentran los bejucos, que hacen sillas para descansar. En el río, podemos ir a bañarnos y jugar, hacer las tapadas y formar las pozas para nadar en las mañanas. Cuando empieza una mañana con cánticos de pájaros como la chiltota, la paloma de montaña, la gallina de guinea, nos preguntamos porque si dicen proteger la vida silvestre, la fauna y la flora dejan que las empresas vengan a nuestros territorios.
Denunciamos a esas empresas por ser ilegales, porque no presentan un estudio de impacto ambiental y siguen en nuestro territorios construyendo más represas hidroeléctricas. Actualmente ya existen siete de ellas y se está planificando una octava, pero no se ha realizado porque estamos resistiendo al engaño que nos habla de progreso pero que deja empobrecidos a nuestroterritorios empobrecidos; el ministerio de salud dice que debemos comer pescado dos veces a la semana, pero nos quitan el derecho de ir a pescar porque secan los ríos. Las plantas medicinales también se secan porque talan los árboles y secan las riberas de los ríos, ya no habrá plantas como el chichipince que se utiliza para el dolor menstrual o el siguapate, para controlar la fiebre. Manifestamos nuestra gran preocupación por la carta emitida por la directora de Patrimonio Cultural a favor del proyecto de la pequeña central hidroeléctrica Nuevo Nahuizalco II, la cual pretende desarrollarse sobre el área del Río Sensunapan, Sonsonate, El Salvador.
El Estudio de Impacto Ambiental del proyecto Pequeña Central Hidroeléctrica Nueva de Nahuizalco presenta inconsistencias, por lo que queremos saber porqué se ha convocado a una segunda consulta, del artículo 25, literal A de la Ley de Medio Ambiente, y por qué se ha retomado aunque el proyecto fue denegado en julio del 2014. Para empeorar el problema, tuvimos que consultar el estudio de impacto ambiental en la Alcaldia Municipal de Nahuizalco y con la la pandemia de Covid-19 fuimos afectados en nuestra salud al contagiarnos. Muchos abuelos sufrieron pero debían presentar su punto de vista. Ante esta situación proponemos:
- Un estudio de impacto ambiental integral e independiente, ya que nosotros como Pueblos Indígenas tenemos nuestra propia Ordenanza de los Derechos de Pueblos Indígenas.
- La denegatoria del permiso de la Pequeña Central Hidroeléctrica Nuevo Nahuizalco ll.
- Elaboración de un plan de desarrollo integral real de las otras represas que están ilegales, para que la problemática que como Pueblo Indígenas hemos sufrido históricamente pueda resolverse.
Las comunidades deben estar pendientes de este proceso para que no se apruebe y nosotros debemos presentar un estudio de impacto ambiental conforme a las leyes internacionales y la visión como Pueblos Indígenas. El río Sensunapan está muy explotado y estresado, además, fue declarado Reserva de la Humanidad por pertenecer a la Cordillera Ilamatepec en el 2007 por la UNESCO.
¡LA OCTAVA REPRESA NO VA, LA OCTAVA REPRESA NO VA!
Cital Community Digital TV Radio recibió una subvención del Fondo de Medios Comunitarios Indígenas de Cultural Survival en 2021. El Fondo de Medios Comunitarios Indígenas brinda oportunidades para que las estaciones de radio indígenas internacionales fortalezcan su infraestructura y sistemas de transmisión y crea oportunidades de capacitación periodismo, radiodifusión, edición de audio, habilidades técnicas y más para periodistas radiales de comunidades indígenas de todo el mundo. En 2020, el Fondo de Medios Comunitarios Indígenas apoyó 57 proyectos de medios en 23 países, por un total de $340,500.