Los océanos juegan un papel fundamental para la vida en la tierra, proporcionando más del 70 por ciento del oxígeno que respiramos y más del 97 por ciento del suministro de agua del mundo, sin mencionar que es una fuente de comida. Sin embargo, nuestros océanos están bajo amenaza, con solo una pequeña fracción del 3.4 por ciento, protegida. Hemos visto inquietantes imágenes de islas de plástico y basura flotando en el océano; tortugas con pajillas de plástico atoradas en sus fosas nasales y, pájaros muriendo debido a la cantidad de basura consumida y desechada.
La masa flotante de plástico en el Océano Pacífico se estima por lo menos como el doble del tamaño de EE.UU. Cada año, más de 8 millones de toneladas de plástico se arrojan en nuestros océanos; de acuerdo con otra estimación, para el año 2050 podría haber más plástico que peces en el océano. Además de lo anterior, escuchamos sobre los impactos del cambio climático: las temperaturas oceánicas más cálidas están causando el derretimiento de los casquetes polares árticos, y el aumento de los niveles del mar está teniendo un efecto negativo adicional, en el movimiento de circulación del océano.
Los Pueblos Indígenas son los primeros en recibir el impacto del cambio climático; cerca de 27 millones de personas indígenas en casi 2,000 comunidades en 87 países viven en comunidades costeras. El aumento del nivel del mar ha obligado a comunidades enteras a reubicarse, como el caso de Vanuatu y Tuvalu, los primeros "Refugiados del cambio climático". Un análisis del 2017 realizado por el Centro para La Reforma Progresiva mostró que 17 comunidades de EE. UU. (5 en las principales tierras del continente y los 12 restantes en Alaska) han tenido que mudarse debido al cambio climático; la mayoría de estas comunidades eran indígenas. Las comunidades costeras experimentan inundaciones, climas extremos y erosión a tasas más rápidas que otras partes del país. La pérdida de acceso a tierras tradicionales y territorios también está relacionada con la pérdida de lo ancestral, espiritual, totémico, y las conexiones de idiomas contextualizados en esas áreas.
Los moluscos y crustáceos son una fuente crucial de subsistencia y están estrechamente vinculados a las culturas indígenas. La sobrepesca, la matanza de los principales depredadores, la contaminación, la acidificación de los océanos, el blanqueamiento de los corales y la migración de peces en el océano debido al cambio climático amenazan estos recursos. Según un estudio reciente del Nippon Foundation Nereus Program de la Universidad de Columbia Británica, los indígenas que viven en las comunidades costeras consumen 15 veces más marisco per cápita que las personas en otras partes del mundo: alrededor de 2,3 millones de toneladas, o el 2 por ciento de la pesca global.
Sin embargo, la contaminación no solo afecta la vida marina y su entorno. También afecta la salud humana. El turismo, el sobre desarrollo, la acuicultura (cría de peces/crustáceos), el transporte marítimo y, los derrames de petróleo y gas son fuentes de contaminación. Todos los días, los productos químicos tóxicos se vierten de fuentes industriales a flor de tierra y directamente a nuestros ríos y arroyos, que eventualmente terminan en nuestros océanos. El número de zonas muertas (franjas de océano que no son compatibles con la vida debido a la falta de oxígeno) está creciendo a un ritmo alarmante, con más de 400 existentes. Casi 9,000 millas cuadradas de océano a lo largo de la costa del Golfo son inhabitables para la vida marina, cargadas con toxinas agrícolas y desprovistas de oxígeno. Sustancias como petróleo, mercurio, plomo, pesticidas y otros metales pesados pueden ser encontradas dentro del océano como subproductos de la combustión de carbón, incineración de residuos, minería y otras actividades perjudiciales para el ambiente. Los Pueblos Indígenas en el Ártico son especialmente susceptibles a los efectos de la exposición del metilmercurio, porque consumen grandes cantidades de peces y mamíferos marinos como parte de su dieta tradicional.
La Conferencia de Océanos de la ONU, la primera conferencia mundial para abordar uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, se enfocan en el objetivo 14: Vida bajo el agua, para "conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible”. Fiji y Suecia copresidieron la reunión el pasado junio en la sede de la ONU en Nueva York. Más de 6.000 personas asistieron a la conferencia, que también presentó 150 eventos paralelos y 41 exhibiciones. Los temas de discusión incluidos fueron la contaminación plástica, el aumento del nivel del mar y la pesca ilegal y la protección de la vida marina, junto con la relación entre la salud del océano y el bienestar del presente y del futuro generaciones. Para enfatizar la interconexión entre el océano y la humanidad, las discusiones sobre contaminación y sobrepesca fueron conectadas a temas tales como el alivio de la pobreza, el fin del hambre y la promoción de la salud y la garantía del acceso al agua y su saneamiento.
Peter Thompson, presidente de la Asamblea General de la ONU, describió la conexión: "Cuando se trata del océano, es el patrimonio común de la humanidad. No hay Norte-Sur, Este oeste. Si el océano se está muriendo, se está muriendo en todos nosotros”.
Los Estados en desarrollo de las Islas del Pacífico destacaron la importancia de la cooperación internacional al traer jefes de Estado para participar, a la vez de renombrarse a sí mismos como las Naciones de los Grandes Océanos. El primer Ministro de Samoa, Tuilaepa Aiono Sailel Malielegaoi, explicó: "El Océano Pacífico nos proporciona nuestra cultura e identidad histórica desde tiempos inmemoriales. El vínculo inseparable entre nuestros océanos y los pueblos de las islas del Pacífico, incluyendo nuestra conexión espiritual, es la clave para nuestra sostenibilidad en el futuro. Somos los guardianes de la biodiversidad y los recursos marinos más ricos del mundo. El Pacífico une nuestras islas en un propósito común. El Pacífico es el alma de nuestra sociedad, es el tejido de unidad que hemos tejido. El océano es nuestra vida".
A lo largo de la Conferencia del Océano, la comunidad global reconoció que el mundo se encuentra en una encrucijada crítica, y que la humanidad necesita un sistema holístico que honre al océano. "Si piensas al respecto, se trata de cuidar a tu familia", dijo Aulani Wilhelm, una Kanaka Maoli con décadas de experiencia en áreas marinas protegidas y con experiencia como vicepresidente de Centro Internacional para la conservación de los Océanos. Hablando de Malama Honua (cuidado mutuo y la tierra) y la creación del monumento nacional marino de Papahānaumokuākea, ella mencionó: "Es un imperativo cultural y moral pensar en los océanos. No teníamos un enfoque basado en los derechos para hacerlo. Tuvimos un mandato genealógico que nos dio la fuerza orientadora".
El Océano Pacífico también fue un tema importante en los eventos paralelos, con audiencia en el evento de la minería en el fondo del mar. Otro evento paralelo, Voces del Frente Azul: Gobernabilidad del Océano entre la Economía Azul y los Derechos Humanos, reunió a académicos, defensores, abogados, y un cardenal católico para discutir la forma de proteger a las personas y al planeta. La conversación se centró en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, específicamente sobre el Consentimiento Libre, Previo e Informado. El panel cubrió las encuestas que se realizaron en el Pacífico y la necesidad de involucrar a los Pueblos Indígenas más de cerca.
El Cardenal John Ribat de Papua Nueva Guinea comentó sobre los impactos en los Pueblos Indígenas en las comunidades costeras, advirtiendo: "Todo lo que se disfrutaba antes, se irá". Ribat se centró en la unión al "alentar a las personas a proteger y preservar el bien común de nuestra gente". El panel también cubrió el informe publicado recientemente, Resource Roulette, que proporciona un mapeo exhaustivo de la ley y la política que rige la minería en el fondo del mar, con un enfoque en violaciones de los derechos culturales de los Pueblos Indígenas.
El mundo respondió al llamado para llevar a cabo el Objetivo 14 con 1,400 compromisos voluntarios comprometidos para proteger nuestro planeta. Los Estados, las instituciones académicas y la sociedad civil, se movilizaron para continuar el trabajo de la conferencia mundial para la conservación de recursos acuáticos naturales y prácticas sostenibles. La conferencia terminó con la adopción de un Llamado a la Acción con 14 puntos, titulado “Nuestros Océanos, Nuestro Futuro”, que se presentó en el Foro Político de Alto Nivel de la ONU sobre Desarrollo Sostenible el pasado julio. El llamado a la acción incluyó puntos sobre el fomento a la educación relacionada con los océanos y la investigación científica marina, junto con estrategias para aumentar la conciencia de lo natural y el significado cultural del océano. Para Thompson, el llamado a la acción "afirma nuestro fuerte compromiso para conservar y utilizar de manera sostenible nuestros océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible".
- Joshua Cooper es profesor de la Universidad de Hawai en el Centro Manoa de Estudios de las Islas del Pacífico, y director de la Red Internacional para la Diplomacia y Compromiso de Gobernabilidad Indígena en la Organización de la no violencia para la Comprensión y Autodeterminación (INDÍGENAS).