El desierto de Sinkyone se encuentra en el norte de California, a unas 200 millas al norte de San Francisco. Es un lugar de gran importancia cultural y espiritual para los Pueblos Indígenas de esta región, que comprende el final del extremo sur del tramo más largo de la costa natural protegida de manera permanente de los Estados Unidos continentales. Es la porción más occidental del vasto territorio tradicional de los Sinkyone, que incluye grandes porciones de la cuenca hidrográfica Wild & Scenic Eel River, la impresionante "Lost Coast" montañosa y los restos fragmentados de una selva tropical de 3.000 años de antigüedad.
Desde tiempos inmemoriales, los Sinkyone y los pueblos tribales vecinos de estas tierras y aguas, han intentado de forma responsable cuidar las tierras y aguas sagradas de esta región. Las prácticas tradicionales tribales prolongaron gran parte de la diversidad biológica y la abundancia de estos ecosistemas. Los extensos sistemas tradicionales de trabajo, incluyen prácticas de gestión, realizadas con oraciones y ceremonias, como la quema rotativa de praderas y bosques costeros para garantizar la salud y la productividad de importantes plantas para alimento y producción de medicinas; recolección selectiva de algas marinas, materiales para hacer cestas, raíces, bayas y de muchas otras plantas; eliminación de bermas en las desembocaduras de los ríos para permitir la migración del salmón; trasplante cuidadoso de especies vegetales y animales y caza rotativa y manejo de una multitud de especies animales. El conocimiento íntimo del mundo natural, aprendido y transmitido a través de instrucciones culturales detalladas sobre cómo utilizar, cuidar e interactuar respetuosamente con toda la naturaleza, aseguró una vida de equilibrio para el ser humano, así como las relaciones entre plantas y animales. Esta era la forma de vida Sinkyone entre secuoyas y tanoaks a lo largo del océano durante innumerables generaciones.
A mediados de la década de 1850, los Sinkyone y otros Pueblos Indígenas de California sufrieron la violenta invasión de colonos euroamericanos. El ejército de los EE. UU. llevó a los sobrevivientes a campos de concentración llamados reservas, que se establecieron en toda la región. Los sobrevivientes de Sinkyone se casaron con miembros de otros pueblos tribales de la región y con el tiempo se convirtieron en miembros de varias tribus reconocidas a nivel federal que ahora se encuentran en el norte de California. Sin embargo, incluso frente a este profundo sufrimiento y pérdida, los descendientes de los Pueblos originales de Sinkyone conservaron antiguas conexiones con sus tierras tradicionales, a las que han seguido viajando estacionalmente para recolectar alimentos y medicinas tradicionales, así como para celebrar ceremonias y ofrecer oraciones.
Con el genocidio de la gente de Sinkyone vino el ecocidio de los antiguos Kahs-tcho (secuoyas), considerados por las tribus locales como especialmente sagrados. La gente usaba diferentes partes de la secuoya en la fabricación de sus casas, ropa, cestas, trampas para peces, canoas y otra serie de artículos. La tala comercial de las antiguas secuoyas de la región comenzó ya en la década de 1850, pero grandes porciones de la antigua selva tropical permanecieron intactas hasta finales de la década de 1940, cuando un modelo nuevo de excavadora cambió drásticamente los métodos de tala. Las laderas empinadas que antes eran inaccesibles ahora estaban abiertas a la tala indiscriminada. El desastre que siguió destruyó gran parte del ecosistema de secuoyas originales y puso en marcha una disminución grave en la salud y la productividad de las pesquerías del salmón nativo. Esto continuó durante los años ochenta.
Una larga sucesión de intereses comerciales en madera arrasó grandes extensiones de secuoya en Sinkyone y en los territorios vecinos. Estos intereses de explotación del árbol de secuoya sagrado siguieron en aumento, mientras que los pueblos tribales que habían vivido y cuidado de estas tierras durante milenios, sufrieron muchas décadas de empobrecimiento económico, opresión social y políticas gubernamentales injustas. Hoy en día, menos del cuatro por ciento de las secuoyas antiguas de la región se mantienen en pie, con algunos pequeños espacios residuales de antiguas secuoyas protegidas en parques nacionales y estatales.
Durante la década de 1960 y 1970, personas desilusionadas con el modelo consumista y otros males de la sociedad estadounidense, buscaron refugio y paz en la selva tropical de la costa norte. Pronto tuvieron que hacer frente a operaciones masivas de tala indiscriminada, a medida que las empresas madereras continuaban su expansión en áreas en las que no habían ingresado anteriormente. Estas personas "de regreso a la tierra" comenzaron a organizar protestas, a veces encadenándose a las secuoyas, con la intención de bloquear los sitios de tala. El movimiento se fue haciendo más grande a medida que se iban sumando otros colectivos aliados. Esta unión y suma de fuerzas se materializó con la presentación de demandas. Algunos de estos colectivos se acercaron a las tribus locales y se inició un diálogo importante entre los líderes de la comunidad tribal y el movimiento ecologista. Pronto, los miembros de la tribu se unieron a activistas no nativos y manifestantes en varios sitios de la tierra ancestral de los Sinkyone que estaban amenazados por la tala. Al mismo tiempo, un movimiento similar para detener la tala del viejo cedro comenzó en el territorio de la Primera Nación Tla-o-qui-aht, en la costa oeste de la isla de Vancouver en Canadá, así como en otros lugares de tierras tribales como en la Isla Tortuga (Norteamérica).
Una victoria legal en 1985 (EPIC contra Johnson) abrió la puerta para la devolución de casi 4.000 acres de tierras tradicionales Sinkyone a las manos de los pueblos tribales locales. En diciembre de 1986, se formó una organización cultural de protección de la tierra de los Pueblos Indígenas, el Consejo Indígena InterTribal Sinkyone, como forma de respuesta ante el plan de despojo de 7.100 acres de tierra costera Sinkyone, por parte de la gigante Corporación de madera Georgia-Pacific. El Consejo Sinkyone fue fundado por Tribus locales que mantienen vínculos culturales con la región de Sinkyone. El consejo Indígena fue establecido específicamente para administrar y proteger de manera permanente los 4,000 acres amenazados de manera continua por las talas indiscriminadas y para restablecer y revitalizar las formas de vida culturales tradicionales de las naciones Tribales locales, todas de las cuales tienen conexiones con las tierras y aguas de Sinkyone. El Consejo Sinkyone es un consorcio tribal sin fines de lucro, establecido por y para el beneficio de sus Tribus miembros, que se unen al Consejo a través de la designación de delegados tribales que sirven en la junta de consejo. Este está compuesto por 10 Tribus, de las cuales todas son naciones tribales soberanas reconocidas a nivel federal: la tribu Cahto de Laytonville Ranchería, el grupo del valle del Coyote de Pomo India, el grupo de Hopland de Pomo India, la nación Pomoleville Pomo, la tribu Potter Valley, la nación de Redwood Valley de Pomo Indians, Robinson Rancheria de Pomo Indians, la tribu india Round Valley, el grupo Scotts Valley de Pomo Indians, y la nación Sherwood Valley Ranchería de Pomo Indians. La gran colaboración que se da y la continua búsqueda de consensos sobre los objetivos culturales y ambientales, han permitido a las tribus lograr su propósito original del Consejo Sinkyone y proteger las tierras tribales sagradas.
Después de un esfuerzo de 10 años centrado en obtener apoyo y aprobación de las agencias estatales y el público social, en agosto de 1997 el Consejo compró los 4.000 acres de tierra Sinkyone del Fideicomiso para Tierras Públicas, un fideicomiso nacional de tierras que había intervenido para comprar y mantener la propiedad de forma temporal hasta la resolución del litigio. La transacción se hizo posible gracias al apoyo de la Fundación Lannan. Esto marcó el retorno histórico de los Pueblos Indígenas en tierras sagradas y su protección a perpetuidad de futuras amenazas de explotación, extracción industrial y fragmentación. Los nuevos derechos para su conservación protegen legalmente los valores culturales y ecológicos de la tierra para la perpetuidad.
El Consejo ha completado un trabajo importante sobre restauración de pesquerías de salmón nativo, rehabilitación de cuencas hidrográficas, senderos para excursionismo fuera de pista, protección de importantes lugares culturales, divulgación cultural y educativa, promoción de la curación y cuidado tradicional de estas tierras y aguas sagradas. Se celebran reuniones culturales tradicionales, que son abiertas a todo el público, que reúne en estas tierras a los miembros de la comunidad tribal para disfrutar y experimentar Sinkyone. El Consejo juega un papel fundamental en relación a iniciativas de protección marina y protección de los derechos tradicionales de recolección de las Tribus dentro de las Áreas Marinas Protegidas de la costa norte, y ha asumido un papel principal en los esfuerzos para proteger la vida marina de los impactos de las actividades de entrenamiento de la marina de los EE.UU. También está contribuyendo a los esfuerzos actuales llevados a cabo para prevenir la perforación petrolera fuera de la costa, recientemente propuesta por la administración de Trump.
El Consejo ha sido durante mucho tiempo bendecido con la presencia de líderes tribales que han aportado a Sinkyone su vasta experiencia como conservadores tradicionales de la cultura, activistas ambientales y culturales, jefes de gobiernos y programas tribales y líderes comunitarios y de desarrollo económico. Actualmente, la junta directiva del Consejo está compuesta por nueve mujeres y un hombre, lo que demuestra la contribución continua y el compromiso de las mujeres de las comunidades tribales locales. Dentro de las culturas Indígenas de todo el mundo, el liderazgo matriarcal siempre ha sido primordial para dar continuidad a las tradiciones tribales, y para comprender y llevar a cabo nuestras responsabilidades de respetar y cuidar a la Madre Tierra. El Consejo Sinkyone y sus Tribus miembros están agradecidos por el liderazgo de estas mujeres Indígenas, y las honramos por sus muchos sacrificios, increíble liderazgo y tremenda visión.