Si hubiera dado un paseo por los pantanos de Terrebonne Parish Sur en Luisiana, en 1955, las impresionantes 22.400 hectáreas de la Isla de Jean Charles seguramente le habrían llamado la atención. Este mismo recorrido, hoy, a través del litoral (después de los huracanes Andrew, Katrina, Gustav, y Ike), se compone de una porción significativamente más pequeña a la vista, ya que la isla ha sido reducida a solo 320 acres. Sin embargo, lo que no ha cambiado desde 1955, es el espíritu de vida duradero que la tribu Biloxi-Chitimacha-Choctaw de la isla de Jean Charles ha mantenido en la isla, desde principios del siglo XIX. Durante generaciones, la Tribu ha vivido en armonía con la abundante vida silvestre y la rica biodiversidad que caracteriza la belleza de la isla. Ellos son una parte integral del ecosistema de la isla, al igual que los peces que nadan en las aguas circundantes y las aves que se deslizan en la suave brisa.
Trágicamente, décadas de degradación ambiental han causado que la Isla de Jean Charles ya no sea una masa de tierra habitable de forma segura. La destrucción causada por el huracán Katrina en 2005, el huracán Isaac en 2012, y la multitud de huracanes entre estos dos fenómenos, han jugado un papel importante, deteriorando el sustento social, económico y espiritual de la comunidad. "Es solo cuestión de tiempo antes que la isla se vaya, un huracán más, y seremos eliminados". El jefe suplente Wenceslao Billiot Jr. le dijo a la revista Smithsonian en 2018 que, “después de cada huracán, alguien se va porque su casa es arrastrada por el viento".
La Tribu informa que el 98%de la masa terrestre de la isla ha desaparecido debido al aumento del nivel del mar y la erosión, y lo que queda ha sufrido bajo los efectos del desarrollo de diques, petróleo y gas. Durante años, ellos han sido testigos de una continua desintegración de su comunidad. Muchos miembros abandonan la isla para reasentarse en áreas donde no estén bajo la amenaza de inundaciones costeras y tengan un mayor acceso al mercado laboral. La pérdida de tierras no solo ha forzado la migración, sino que también ha fracturado la soberanía tribal, las tradiciones culturales y la vida cotidiana en la comunidad.
La comunidad en la Isla de Jean Charles se enmarca en lo que algunos llaman los primeros refugiados, del cambio climático en los Estados Unidos. El Servicio de Investigación del Parlamento Europeo define a los refugiados del cambio climático como "migrantes que se mueven debido a desastres naturales y al cambio climático". Este título evolucionó a partir de la definición más amplia de "migración ambiental" reconocida por la Organización Internacional para las Migraciones. Los refugiados del cambio climático, no obstante, permanecen fuera de la terminología establecida tanto como por los EE. UU. como por las leyes internacionales.
María Cristina García, experta en historia de movimientos migratorios y refugiados en la Universidad de Cornell, explica que "el término refugiado se define con mucha precisión en el derecho internacional. En la ley de los Estados Unidos, por ejemplo, los refugiados se definen como individuos perseguidos por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo en particular u opinión política". Debido a esta nomenclatura rígida, García señala que "en ninguna parte, el clima figura en la definición del concepto, dejando así a todo este grupo de personas sin protección o reconocimiento internacional”. Por lo tanto, los refugiados del cambio climático no poseen el estatus que a menudo se necesita para demandar la protección del derecho internacional y nacional.
El Informe Global sobre Desplazamiento Interior revela que en 2017, 18 millones de personas en 135 países y territorios tuvieron que desplazarse internamente por desastres relacionados con el clima, mientras que se pronostica que el número de migrantes ambientales aumentará a 200 millones para 2050. En los Estados Unidos, el Comité de Recursos Naturales advierte que 13 millones de estadounidenses se enfrentan a la posibilidad de convertirse en refugiados a causa del cambio climático para el año 2100. Si no se toman medidas suficientes para remediar el aumento del nivel del mar, implementar una infraestructura beneficiosa y no dañina, fomentar relaciones de colaboración entre los refugiados del cambio climático y las agencias gubernamentales: la Tribu, junto con otras comunidades en los Estados Unidos y en todo el mundo, se enfrentan al peligro inminente al desplazamiento.
La historia de la tribu de la isla de Jean Charles se remonta a principios de 1800 con el matrimonio de Jean Marie Naquin, un francés, y Pauline Verdin, una mujer nativa americana. Después que la familia de éste le diera la espalda por contraer matrimonio con una mujer indígena, Naquin y Verdin se establecieron en la Isla de Jean Charles para comenzar una vida juntos. Si bien el número de familias que poblaban la isla creció en el transcurso del siglo XIX, no se reconoció formalmente hasta 1910, cuando el Estado lo proclamó "Isla de Jean Charles".
En los últimos dos siglos, los miembros de la tribu Biloxi-Chitimacha-Choctaw de la isla de Jean Charles ha trabajado por el desarrollo de su infraestructura comunitaria y por la educación. En la década de 1940 se construyó una iglesia en la isla, en la que había un aula destinada a la educación de los niños del lugar. Sin embargo, hasta 1953, cuando se construyó un puente para conectar la isla con el continente, los jóvenes de la Tribu carecían de acceso a la educación más allá del nivel primario. Este puente, el único camino para entrar y salir de la isla sin requerir el uso de un bote, ha sufrido daños a lo largo de los años por inundaciones y la erosión. Fue reconstruido por última vez por la parroquia en el 2011, aunque el daño por el agua desde entonces, ha continuado su asedio en contra de las renovaciones. El camino a menudo es imposible de transitar en los días en que las tormentas, inundaciones y otros fenómenos naturales dejan a muchos residentes sin la posibilidad de poder acceder a hospitales y otros servicios básicos.
Desde el 2002, el Proyecto de Reasentamiento de los habitantes de la Isla Jean Charles ha avanzado mucho, para facilitar la reubicación de los miembros de la comunidad a una región más segura. En el 2016, el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de los Estados Unidos otorgó a la Tribu $48 millones en fondos de subvención de la Competencia Nacional de Resiliencia ante Desastres. Esta subvención permitió a la Tribu desarrollar una propuesta de reasentamiento y se estableció una relación con el Estado de Luisiana para ejecutar el proceso de reubicación de una manera exitosa y garantizar que la Isla de Jean Charles se mantuviera bajo la administración de la comunidad. La subvención fue una gran victoria para la comunidad y los refugiados del cambio climático, ya que representa una evidencia tangible de que el gobierno está comenzando a reconocer las amenazas a largo plazo que enfrentan los refugiados del cambio climático, así como sus esfuerzos para combatir los efectos perjudiciales resultantes.
Sin embargo, tras la concesión de la subvención y los esfuerzos para comenzar el Proyecto de Reasentamiento de la Isla de Jean Charles, la Tribu cree que el Estado no respeta sus derechos y su rol dentro del proyecto, y el protocolo no se ajusta a las instrucciones detalladas de la propuesta. En un comunicado de prensa del 15 de enero de 2019, la Tribu denunció públicamente el abuso de poder del Estado, afirmando que "los planificadores estatales han evadido constantemente nuestro papel como líderes en el proceso de reasentamiento, excluyendo a nuestro líder tribal en la toma de decisiones". También agregaron: "no tuvieron en cuenta Protocolos tribales durante las actividades de participación comunitaria". La violación por parte del Estado hacia el papel de la Tribu como árbitro principal en el proyecto de reasentamiento amenaza la soberanía, el derecho a la autodeterminación y la integración exitosa de la Tribu en una nueva región.
La Tribu también se enfrenta a la posibilidad de perder el dominio sobre la Isla de Jean Charles una vez sea implementado el reasentamiento. Pat Forbes, director ejecutivo de la Oficina de Desarrollo Comunitario de Luisiana, dijo sobre el tema de autonomía tribal sobre la isla que “sería inaudito permitir que la propiedad fuera cualquier cosa, menos un espacio verde…un espacio verde público". Sin embargo, cuando la subvención fue otorgada en el año 2016, el tema de la administración de la Tribu sobre la isla, era un componente crucial de la propuesta.
Las personas de la Isla de Jean Charles de la tribu Biloxi-Chitimacha Choctaw no han dejado de luchar por la protección y prosperidad de su comunidad. Tienen la intención de promover su nuevo asentamiento con museos, jardines y un centro comunitario tribal que unirá a los miembros en eventos culturales y celebraciones. El reasentamiento, si se lleva a cabo adecuadamente y de una manera que respete los deseos de la Tribu como se indica en la propuesta de subvención, también ofrece una oportunidad de reunificación: existe la esperanza de que los cientos de miembros tribales que ya han abandonado la isla se reconecten en la nueva tierra de la Tribu y experimenten un renacimiento de la tradición cultural y la solidaridad comunitaria.
Fotos por Karen Apricot.