Por Candela Palacios (Equipo de CS)
Entre los días 6 y 8 de septiembre de 2024, se realizó la Quinta Cumbre Latinoamericana del Agua para los Pueblos, en la localidad de El Moreno, en la provincia de Jujuy, Argentina. Este evento contó con la coordinación de las comunidades Indígenas agrupadas dentro de la Cuenca de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc, la Comisión Promotora de Pueblos Indígenas de Jujuy, y el Tercer Malón de la Paz. La Comunidad Angosto El Perchel, quien formó parte de la planificación, es socia del Fondo de Guardianes de la Tierra de Cultural Survival.
Las Cumbres Latinoamericanas del Agua para los Pueblos fueron iniciadas en el año 2018 en la provincia de Catamarca, también en Argentina, por la Asamblea de Pueblos Catamarqueños en Resistencia y Autodeterminación (PUCARA) para reunir a comunidades locales y Pueblos Indígenas que viven en resistencia al avance de la minería, y cuyas fuentes de agua se ven afectadas por este tipo de extractivismo.
El evento implicó tres días de intenso debate y exposiciones por parte de diversos actores sociales involucrados: desde comunidades Indígenas afectadas directamente por la minería en Argentina, Chile y Perú, hasta personas externas a las comunidades con formación científica, legal y académica que acompañan a las comunidades desde sus diferentes campos de conocimiento. El proceso culminó con la redacción de una Declaración que buscó plantear el actual estado de situación, denunciar a la violación de múltiples derechos, y ofrecer una serie de propuestas a futuro.
Independientemente de si se trata de minería a cielo abierto, minería subterránea, pozos de perforación o de evaporación de salmuera, en todos los casos, esta actividad tiene por consecuencia un alto consumo y una profunda contaminación del agua. Tener presente este eje es de vital importancia, ya que muchas empresas mineras intentan “vender” su actividad como “limpia” o “verde”, pero ocultan, o incluso en algunos casos, reconocen desconocer, el impacto y el alcance de su actividad sobre el medio ambiente y sus habitantes.
La provincia de Jujuy, provincias aledañas como Salta y Catamarca, y grandes porciones de países vecinos como Chile, Bolivia y Perú, se encuentran comprendidos dentro de un área geográfica que internacionalmente se conoce como “el Triángulo del Litio”. En las últimas décadas, se ha determinado que esta región posee las mayores reservas de litio en el mundo. Dada la importancia de este mineral para la producción de baterías, los ojos de diversas industrias implicadas en la llamada “transición energética verde”, fundamentalmente las empresas productoras de vehículos eléctricos, se han posado sobre esta región.
Si bien actualmente asistimos a un incremento exponencial en la exploración y explotación de litio, las comunidades de la región han enfrentado las graves consecuencias ambientales de la minería, así como también persecución estatal y privada desde hace décadas. Esta experiencia de violación de derechos, maltrato, persecución y daños medioambientales lleva a las comunidades afectadas a tratar de alertar a otras, cerca de las cuales se intentan instalar, o se han instalado recientemente plantas mineras, sobre las consecuencias a las que se enfrentarán.
Durante la cumbre, dos científicas que trabajan acompañando los reclamos de una de las comunidades organizadoras, presentaron una medida útil para comprender algunas de estas consecuencias. Esta medida es el concepto de balance hídrico, que evalúa la cantidad de agua que naturalmente ingresa (fundamentalmente por precipitaciones) y que egresa (principalmente por evaporación) de las fuentes de agua de una determinada región. En el caso de la región de Puna, ecorregión que abarca el Triángulo del Litio, por la escasa precipitación, la cantidad de agua que ingresa al sistema es naturalmente escasa, mientras que por la cantidad de días de Sol, mucha agua se evapora. La instalación de plantas de extracción de litio por evaporación de salmuera, el tipo más común en esta región, implica un consumo de agua que rompe este delicado balance hídrico, causando consecuencias ambientales irreversibles, como el secamiento de ríos. La consecuencia directa más importante es convertir al territorio afectado en lo que las propias mineras llaman “zonas de sacrificio”, que se vuelven inviables para la vida vegetal, animal, y, por tanto, humana. María Patzi, o Alliwaitaillasa (en quechua), una anciana de una de las comunidades, declaró, “Ahora dicen que van a privatizar, dicen que va a haber un supuesto dueño del agua… no puede ser, el agua es de la humanidad. Es la vida, no la pueden privatizar”.
Pero además, y de forma aún más grave, la minería de evaporación tiene impactos ambientales desastrosos de mucho mayor escala. Los Pueblos Indígenas alrededor del mundo reconocen la interconexión entre el mundo natural y humano, de formas que la mirada Occidental no percibe, y se empeña en separar. Científicamente, aún se tiene un fuerte desconocimiento sobre el funcionamiento de los acuíferos, las grandes reservas de agua subterránea. Sin embargo, estudios recientes señalan que los cambios en un acuífero pueden tener consecuencias en regiones muy distantes, con ambientes que a primera vista parecen ser independientes del área afectada. Patzi afirmó, “En nuestra cultura no se vende, no se negocia la tierra, es la Madre, como decimos. A la Madre no la vas a vender. Nunca. Tenés que cuidarla, protegerla, para los que vienen atrás”.
Teniendo esto en cuenta, es difícil medir el impacto ambiental que el agotamiento de estas enormes reservas pueden tener en regiones mucho más amplias que las consideradas en los estudios de impacto ambiental, e incluso a nivel planetario. Si bien algunas mineras y gobiernos reconocen la falta de información fiable y actualizada sobre los impactos ambientales de la minería que incentivan, esto no pone un freno a la ambición ni al poder de las compañías mineras. Gobiernos y corporaciones continúan violando los derechos de las comunidades locales, fundamentalmente los de los Pueblos Indígenas, derechos que están reconocidos en normas internacionales y, en el caso de Argentina, que están ratificados en leyes nacionales desde hace varias décadas. Las comunidades están llevando adelante diversas estrategias con el objetivo de que estos derechos, como el derecho a la Consulta Libre, Previa e Informada, se cumplan, y así poder defender sus territorios.
Es importante destacar el creciente protagonismo de las comunidades Indígenas en el desarrollo de estas cumbres. Esta oportunidad fue la primera vez en la que el evento fue llevado adelante no solo en territorio ancestral de Pueblos Indígenas, sino que también fueron comunidades y organizaciones Indígenas quienes planearon y coordinaron el evento. Durante el mismo, se realizaron diversas ceremonias tradicionales que buscaron encomendar el desarrollo del encuentro a las fuerzas naturales que se busca proteger, y sensibilizar a las personas asistentes, de diversos orígenes, ante la perspectiva de los Pueblos Indígenas de la región sobre la relación que tenemos y debemos preservar con el Agua, la Naturaleza, y la Vida.
En los diálogos y las exposiciones, se enfatizó la importancia de responder ante el modelo extractivista del capitalismo occidental con otras propuestas de modelos productivos y de consumo, como estrategias que lideren el camino a la acción, y no solo a la resistencia. Para esto, es imprescindible fomentar los espacios de intercambio de saberes y experiencias de lucha, resistencia, y formas de vida alternativas, como lo fue esta cumbre. La necesidad de priorizar la centralidad de los Pueblos Indígenas en estos encuentros se vio reflejada, además, en la resolución de modificar el nombre de la cumbre, pasando a partir de su próxima iteración a llamarse Cumbre Plurinacional del Agua para los Pueblos del Abya Yala.
Ante la pregunta sobre qué le gustaría ver como resultado de este encuentro, Patzi respondió “La conciencia, la concientización de la gente, que el agua es vida, dependemos de ella para existir, para seguir produciendo nuestras plantas, nuestros productos, alimentos y todas esas cosas. Para nosotros, la Madre Tierra es vida, y el agua es la sangre de la madre tierra.”
También se proyectaron algunos documentales producidos en colaboración con las comunidades Indígenas de la región. “Antes del Litio” expone el contexto en el que se encuentran las comunidades Indígenas ante la expansión de la minería de litio, así como también la perspectiva que las mineras buscan instalar acerca de los beneficios de su actividad. El documental también muestra el desconocimiento de los consumidores finales de vehículos eléctricos en Europa, sobre la realidad de la explotación.
Otro aspecto importante en relación con el protagonismo de las comunidades y perspectivas Indígenas en el evento, fue el fuerte impacto positivo que implicó la participación de la Unidad de Medio Ambiente (UMA) del Consejo de Pueblos Atacameños (CPA) de Chile. Las experiencias de la UMA en la construcción de conocimientos, tanto de tipo científico como Tradicional, en esfuerzos liderados por profesionales de las propias comunidades, fue reconocido por las personas asistentes como una gran herramienta a la hora de denunciar el daño medioambiental ante las corporaciones y los gobiernos, pudiendo utilizarse como pruebas en instancias legales. El reconocimiento de la gran labor del CPA también se condensó en la decisión votada de realizar la próxima cumbre en San Pedro de Atacama, parte del territorio Atacameño.
El conocimiento ancestral y las formas Indígenas de ver el mundo resguardan las semillas con las cuales cultivar las soluciones a la crisis civilizatoria que atravesamos, y sus consecuencias más acuciantes: el cambio climático, la perdida de biodiversidad, y de los bienes comunes sagrados, como lo es el Agua. Cultural Survival agradece profundamente a las organizaciones y comunidades organizadoras de este evento por la oportunidad de participar de este vital intercambio.