Durante siglos, la historia de subyugación política de los Pueblos Indígenas en Asia, ha dañado gravemente su identidad a través del lingüicidio. Incluso hoy en día, muchos gobiernos y actores del sector privado siguen utilizando la asimilación para obstaculizar la lucha de dichos pueblos para mantener, revitalizar y preservar sus idiomas. En toda la región, el reconocimiento de los derechos e identidad de los Indígenas, como se refleja en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, es casi inexistente, al igual que el reconocimiento de sus idiomas.
El caso de los Ainu en Japón es un claro ejemplo de lingüicidio. Las luchas de los Ainu en favor de su idioma comenzaron durante la era Meiji, específicamente en 1899, cuando el gobierno introdujo la política de asimilación y posteriormente prohibió el uso del idioma Ainu junto a las prácticas tradicionales de caza y recolección. Hace más de 100 años que los Ainu, como Pueblos Aborígenes con una cultura y un idioma distintos y forjados, se oponían formalmente al sistema escolar japonés. A los niños se les restringió el uso de nombres Ainu y se vieron obligados a adaptarse al sistema escolar japonés. El gobierno japonés tardó más de 100 años en reconocer legalmente a los Ainu como Indígenas particulares, prohibiendo cualquier forma de discriminación contra ellos. Con menos de 15 hablantes Ainu, las preguntan permanecen para saber cómo revertir la caída de la lengua Ainu en el último siglo.
En Filipinas, los líderes Lumad han tomado la iniciativa para prevenir la pérdida irreversible de su idioma, ya que el gobierno de Filipinas no proporciona una educación culturalmente apropiada para la generación más joven. Durante décadas, han mantenido sus culturas e idiomas y han defendido su territorio ancestral a través de la educación. Sin embargo, en 2017, el presidente Rodrigo Duterte amenazó públicamente con bombardear las escuelas Lumad, calificándolas de insurgentes y simpatizantes de la fuerza guerrillera antigubernamental, del Nuevo Ejército Popular (NPA)…284 escuelas Lumad han sido atacadas y a la fecha, 26 escuelas se han utilizado como campamentos militares. Otras 72 escuelas han dejado de funcionar, afectando a más de 2,000 estudiantes Lumad. El número podría aumentar debido a la reciente extensión de la Ley Militar en la región de Mindanao. En este momento, incluso la puesta en marcha de actividades diarias, como la celebración de clases, es extremadamente difícil. Los casos tanto en Japón como en Filipinas ilustran cómo el impulso por el crecimiento del capital destruye a las comunidades Indígenas. La militarización en Mindanao garantiza principalmente que los intereses de las empresas mineras y madereras, predominantemente de propiedad extranjera, no se encuentren con ninguna resistencia, y den prioridad a los intereses de las multinacionales con fines de lucro a expensas de las comunidades Indígenas. La restauración de Meiji en Japón, fue un preludio al militarismo que la sociedad japonesa abrazó durante la primera mitad del siglo pasado. En ese tiempo, las escuelas formaron de manera agresiva la identidad de las generaciones jóvenes, incluyendo a los jóvenes y los niños Indígenas, hacia una sociedad homogénea con absoluta lealtad al emperador.
Deteniendo la decadencia
Según Aliansi Masyarakat Adat Nusantara (AMAN, la Alianza de Pueblos Indígenas más grande de Indonesia), se hablan más de 800 lenguas Indígenas en el país. Para salvaguardar estos idiomas, AMAN está impulsando esfuerzos para promover sistemas de educación Indígena liderados por jóvenes en todo el país. El liderazgo de los jóvenes Indígenas es crítico. El idioma Indígena Haruku, se habla en la isla del mismo nombre, en el archipiélago de Maluku, en la parte oriental de Indonesia. Los líderes locales han instado a los Molucanos a incluir el Haruku en el plan de estudios de educación formal. La revitalización ha sido una respuesta a la erosión de la lengua, que comenzó a partir de 1546. Acusados de paganismo por sus colonizadores, los miembros de la comunidad Haruku fueron obligados a detener las ceremonias tradicionales y dejar de usar su idioma Indígena, lo que provocó que hoy en día, su lengua esté en peligro.
Una escuela primaria en Haruku está trabajando para revertir el problema asignando tiempo para enseñar clases de idioma Haruku. Además del plan impulsado por la comunidad para crear un diccionario de idioma Haruku, se lanzó el año pasado la primera competencia anual de narración de cuentos. Las iniciativas de revitalización lideradas por la comunidad y tomadas por la gente de Haruku son un reflejo de su capacidad de recuperación, y necesitan apoyo vital del gobierno.
- Patricia Miranda Wattimena (Haruku de Indonesia) es socia del programa Breaking Out of Marginalization (BOOM) en el Foro sobre Mujeres, Leyes y Desarrollo de Asia del Pacífico. Es ex coordinadora de apoyo en el Pacto de Pueblos Indígenas de Asia, en Tailandia.