Cultural Survival se alegra de dar la bienvenida a Jackie Tiller como miembro de nuestro personal. Tiller nació y se crio en Ketchikan, Alaska. Su madre era Tlingit y su padre era filipino, pero, ella cuenta que, "lamentablemente, mi madre se fue antes de que yo tuviera un año y me criaron mi padre y mis hermanos mayores". Tiller volvió a encontrarse con su madre tras pasar la niñez y conoció a más de sus parientes, también aprendiendo sobre alimentos Tlingit tradicionales como el eulachon (un pequeño pez anádromo del océano), huevos de arenque en ramas de pino o alga marina, y salmón ahumado.
Tiller comenzó su vida profesional como asistente en la oficina local de desarrollo económico Tribal. En 1982, se casó con un hombre de la Guardia Costera de los Estados Unidos y se trasladó a Virginia. Durante los siguientes años trabajó para una organización sin fines de lucro que administraba un Programa de Alimentación para el Cuidado de Niños y Adultos del USDA. En 1995, se volvió a casar, ocupada en sus varios trabajos, y criando a tres muchachos, ella vio un anuncio en el periódico para asistente de un programa sin fines de lucro de Nativos Americanos en Fredericksburg, Virginia y decidió aplicar. "Yo no tenía computadora y no tenía una carta de presentación para adjuntarla a mi papelería, por lo que escribí a mano en el único papel que tenía, un bloc de hojas amarillas", nos recuerda. Ella recibió la llamada para una entrevista, y después para una segunda entrevista. Finalmente, "después de dos semanas de espera y casi con la esperanza perdida, llegó a casa un mensaje al contestador automático del Instituto de Desarrollo de las Primeras Naciones, diciendo que tenían una oferta para mí, y que por favor devolviera la llamada tan pronto como fuera posible. Yo salté de alegría en mi sala de estar y grité a todo pulmón antes de haber escuchado la oferta. ¡Quería ese trabajo!
A Tiller le ofrecieron el puesto de asistente del programa en el recién creado Departamento de Subvenciones del Instituto de Desarrollo de las Primeras Naciones, que atendía a organizaciones sin ánimo de lucro con base en reservas, zonas rurales y Tribus Nativas Americanas que fomentan el desarrollo económico. Ella estuvo por más de una década en ese puesto, dejándolo cuando se dio cuenta que el progreso de su carrera profesional dentro de la organización ya no era posible. Tras aproximadamente seis meses en su nuevo trabajo, un correo electrónico casual le puso en el camino profesional en el que continúa hoy en día- como Tiller lo describe, "Recibí la llamada que me puso de nuevo en el camino de servir a los pueblos indígenas.
Durante la última década, Tiller trabajó como administrativa en la gestión de becas y pasantías en First Peoples Worldwide, ayudando a establecer un sistema y estructura en la organización y sus programas, haciendo hincapié en la concesión de subvenciones a los Pueblos Indígenas. También fue miembro de la Junta de Nativos Americanos en Filantropía y la Coalición Comunitaria de Seguridad Alimentaria y ha participado extensamente como jurado en la revisión de subvenciones de varias agencias federales y otras organizaciones indígenas sin fines de lucro, abogando para que el financiamiento se dirija a proyectos comunitarios indígenas.
"Mi inspiración han sido los Pueblos Indígenas de todo el mundo que han empleado sus voces y sus cuerpos para proteger sus territorios. Estoy especialmente inspirado por las mujeres, indígenas y no indígenas, que llevan la antorcha en y para sus comunidad, e iluminan el camino para que otros sigan sus pasos. Las mujeres me inspiran. Me hacen sentir orgullosa de ser indígena. Nunca dejaré de asombrarme ante la resistencia de los Pueblos Indígenas al expresar sus derechos a los recursos y exigir que sus voces sean escuchadas”.
Tiller se incorpora a Cultural Survival como la coordinadora del proyecto de subvenciones del Fondo de Protectores de la Tierra, donde es responsable de administrar y coordinar las donaciones de los Pueblos Indígenas para el desarrollo comunitario. "Como donantes, somos los poseedores de los recursos", nos dice. "Nuestras comunidades a menudo carecen de experiencia en recaudación de fondos e información sobre fuentes de apoyo, no tienen tecnología o es arcaica, y a menudo se enfrentan a desafíos con el lenguaje. Tenemos que ser conscientes de los desafíos a los que se enfrentan nuestras comunidades, especialmente los desafíos tecnológicos. Tenemos que estar seguros de que realmente estamos apoyando su proyecto tal y como lo han diseñado, [y] fomentar las líneas abiertas de comunicación. Somos el donante, no el guardian.