LaDonna "mujer de la buena tierra" Brave Bull Allard
(Tribu Sioux de Standing Rock)
“Soy de Cannon Ball, Dakota del Norte, y vivo justo encima del río Cannonball, que conecta con el río Missouri. Vivíamos en la desembocadura del río, en un lugar que terminó inundado por los intereses y maniobras del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Entonces tuvimos que movernos de nuestras tierras bajas e ir a vivir a las colinas”.
“Entendemos lo que es la supervivencia. En el 2014, se nos notificó que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército iba a construir una tubería que pasaba por nuestras tierras e iba a ir hasta el río Missouri. Todavía estamos tratando de recuperarnos del impacto que supuso tener que trasladar nuestras casas a las zonas altas. Perdimos nuestros huertos, nuestros bosques y nuestros árboles. Entramos entonces en una época de crisis económica, ya que cerraron todos nuestros negocios y nuestras tiendas. Estamos tratando de sobreponernos de todo eso, ya que todavía somos un pueblo cazador-recolector. Todavía recolectamos todas nuestras medicinas, todas nuestras plantas. Sabemos vivir en la naturaleza. Sabemos cómo vivir en un clima con nueve meses de nieve y frío. Cuando el gobierno interviene y hace cosas que afectan al medio ambiente, esto tiene consecuencias devastadoras, no solo para nuestra gente, sino para toda la vida silvestre”.
“Decidimos que sería una buena idea luchar, pues no teníamos otra opción que levantarnos y pelear. Y así comenzamos; nuestros jóvenes nos enseñaron la forma de usar las redes sociales, y las herramientas que necesitábamos para comenzar las protestas. Llegaron a nuestras comunidades y nos mostraron la forma de plantear una acción directa de resistencia no violenta; generando situaciones para la resolución de un conflicto. Tuvimos un proceso con capacitaciones, charlas y formación antes del 2016 cuando se construyeron los campamentos. Éstos estuvieron durante casi 10 meses, antes que el Estado, la policía y los militares entraran y sacaran a la gente por la fuerza. En ese momento, las personas empezaron a cantar y bailar, otras empezaron a orar. Estas personas fueron atacadas con balas, gases lacrimógenos, granadas de percusió tenían máquinas que tomaron nuestros teléfonos. Estábamos rodeados de todo un regimiento militar. Observamos nuestra comunidad mientras mataban al búfalo, mataron a las águilas, mataron a todos los animales a su paso”.
“Mi gente no pide ningún derecho especial; solo pedimos vivir. Tenemos derecho a vivir. Después que cerraron los campamentos, una de las primeras cosas que hicimos fue bajar a donde estaban ubicados e hicimos una limpieza masiva. Vamos cada dos meses a hacer una ceremonia de oración. Había flores y plantas nativas que no habían crecido en el área desde hace mucho tiempo, ya que era una zona de ganado. La tierra se regenera por sí misma. Fue la primera vez que pensé: “los seres humanos tienen derecho a vivir aquí si vivimos con respeto por la tierra”. Los lugares donde teníamos el compost, las calabazas y los melones crecieron por todas partes. Cargamos nuestras camionetas con todo desde el campo, para llevarlos a las comunidades. Con eso, pensamo podemos hacer esto”.
“Hemos desarrollado huertos comunitarios. Hemos repartido estufas de leña para que la gente deje de usar combustibles fósiles. Le estamos diciendo a la gente que cultive su propia comida. Tratamos que los jóvenes cultiven nuestros alimentos tradicionales y recolecten plantas para elaborar nuestras medicinas tradicionales. También estamos enseñando a los jóvenes sobre técnicas para disecar comida y formas de prepararla. Secamos carne, verduras y nuestras medicinas. Y en la zona de Piedra Sagrada, que sigue creciendo, hemos desarrollado un sistema de remolques solares portátiles, que cuentan con sistemas de energía eólica, solar y de purificación de agua. Con este sistema podemos suministrar energía en las viviendas. En la actualidad, hay muchas personas que no pueden pagar la electricidad en las reservas, por lo que podemos proporcionar electricidad. Estamos trabajando en el desarrollo de casas de fardos de paja ecológicas. Es una zona de mucho viento y hace frío, por lo que nuestras casas deben estar preparadas para soportar ese tipo de clima. Alentamos a las personas a regresar al tipo de construcción de hogares tradicionales porque son más saludables para vivir y son respetuosas con el medio ambiente”.
“He estado intentando alentar a las personas a vivir de manera más respetuosa con la tierra y limpiar de basura sus entornos. Hicimos una limpieza de basura a lo largo de 140 acres en la orilla de los ríos. Trajimos a todos los niños a recoger basura y sacamos mucho vidrio. Si solo se recoge basura, es algo muy simple si se aspira a cambiar el mundo. Vamos a hacer una gran plantación de árboles porque perdimos muchos cuando inundaron nuestras tierras para construir las presas”.
“Para cambiar el mundo, pones un pie delante del otro y haces el trabajo. Aprendí mucho de todo este proceso. Aprendí que no podemos esperar a ningún gobierno, ningún programa, ni a ningún gobierno tribal. Tenemos que hacerlo nosotros mismos. Estoy desarrollando un modelo de Trabajo de la Comunidad con la Comunidad, invitando a la gente a venir para hacer limpieza, sentarse y hablar unos con otros para contar historias. Nuestras historias nos ayudan a reforzar nuestra moral, valores y el rumbo de nuestras vidas. En invierno tenemos enormes carpas redondas o yurtas (mongólicas) donde la gente entra y cuenta historias sobre la vida de hace mucho tiempo; viviendo en el río, hablando de cuando era joven y conectando así a los niños a ser parte de la comunidad. Estamos organizando talleres sobre cómo hacer faldas de cinta, secar carne, hacer tambores, y sobre procedimientos para hacer tabaco y jabón. Si solo se sigue hablando, no se conseguirá nada. Simplemente hay que activarse. Como nativos, aprendemos mejor haciéndolo, trabajando con nuestras manos en lugar de escuchar a alguien sentado allí hablando de ello”.
“Una de las cosas que aprendí acerca del o que sucedió en Standing Rock, es que quién controla los medios, controla el mundo. Contamos con la ayuda de un grupo de jóvenes que nos enseñan a producir, editar y publicar videos, para que podamos mostrar nuestras vidas a las personas que están en otras partes. La gente olvida que existimos. Nos volvemos invisibles en el resto del mundo. Cuando nuestros jóvenes toman el control de los medios, la gente puede ver que estamos vivos. Somos seres vivos”.
"La otra cosa que aprendí es que no hay división entre la gente. Cuando las personas vinieron a apoyarnos, desde la punta de Argentina hasta la punta de Canadá, tuve el honor y la bendición de ver con mis propios ojos las oraciones y ceremonias de cada una de las tribus. Había personas trayendo agua a mi río para limpiarlo. Fui testigo de reuniones de tribus en un lugar, con una sola mente y un corazón…sé que ello puede ser una realidad. Sé que podemos hacerlo. También vi a muchos grupos religiosos como musulmanes, hindúes, sikhs, católicos, protestantes y budistas, compartiendo una oración. Para mí, eso fue lo más sorprendente, a pesar de todas las cosas que le hicieron a los Protectores del Agua. He visto una curación increíble. He visto gente joven venir con un propósito y con ganas de comprender quiénes son. Para muchos de ellos fue la primera vez que pudieron cantar canciones ceremoniales. La primera vez que dijeron una oración. La primera vez que tuvieron un sentimiento de pertenencia. A veces nuestros jóvenes, por todo el trauma histórico, viven vidas muy duras. Cuando estuvieron allí, sintieron que tenían un propósito”.
“Lo primero que dijimos a todos los que llegaron al pasar por el puesto de entrada fue "Bienvenidos a casa". Cuando era joven solía decirle a mi abuela: "Todo lo que quiero es un hogar, un lugar". Ella decía: "¿De qué estás hablando? En el momento en que tus pies tocan la tierra, las raíces crecen directamente donde están tus pies. Estás en casa. Esta tierra es nuestro hogar. Siempre has estado en casa". A todos los que vinieron al campamento les dijimos: “Estás en casa". Encontrar la conexión, esa es la clave de lo que estamos haciendo, generar esa conexión de regreso a la tierra y de regreso al agua; para que la gente deje de abusar de la tierra y el agua. El primer acto de soberanía es cultivar tu propia comida. Cuídate a ti mismo. No esperes a que alguien venga a salvarte, porque no va a suceder. Debemos levantarnos y protegernos a nosotros mismos. Tenemos derecho a vivir”.