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Descolonizando la gestión de la biodiversidad a través de la cosmología Indígena: lecciones del Jardín Botánico Misak Las Delicias en Colombia

Artículo traducido por Valentina Quintin.

El humo se eleva y se mezcla con las nubes en el valle Nuyapalø, en la reserva Indígena de Guambía, a las afueras de Silvia, Cauca, Colombia. Dentro de Nachak Tulampiya, o Casa de Pensamiento, un viento cargado de humo se cuela entre mazorcas y atrapasueños que cuelgan suspendidos sobre las llamas de la fogata.

El pueblo Misak representa el uno por ciento de la población Indígena colombiana y la gran mayoría vive en el resguardo Guambía. Allí se encuentra La Asociación Jardín Botánico Las Delicias, una organización sin ánimo de lucro fundada conjuntamente en 1999 por el pueblo Misak, los campesinos de la zona, y aliados interesados en preservar la biodiversidad y la conservación del territorio. 

Lo que empezó como un proyecto medioambiental, actualmente se ha expandido en consonancia con la visión que el pueblo Misak tiene de la vida - la vida como un tejido - con el propósito de recuperar, mediante la implementación del Conocimiento Propio, la cultura Misak en todos los aspectos que permean la vida: en la alimentación, en la medicina, en la economía, en la educación, en espíritu. Edier Muelas Calambás, el nieto del cofundador del proyecto explica, “El Jardín Botánico es una escuela viva de la naturaleza, que nos ayuda a avanzar para llegar al buen vivir, lo que significa estar en armonía con cada persona, el territorio y todos los espíritus.”

 

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Mujeres Misak de San Fernando preparando papas para alimentar el equipo de construcción comunal. Noviembre 2023.


Como hijos del agua, la vida del pueblo Misak se alimenta de las cuatro lagunas que brotan del ecosistema de tundra alpina del páramo Las Delicias. Han habitado tierra caucana incluso antes de que ésta se conociera como tal, quizás ésta sea una de las razones por las que la cosmología Misak tiene en sus raíces una profunda conexión con el territorio ancestral; la fuerza mayor es el Piishímisak Kallim, el espíritu de la naturaleza. Así mismo, la comunidad Misak es reconocida en toda Latinoamérica por su énfasis en transferir los saberes ancestrales a las generaciones más jóvenes; el Jardín Botánico es líder en esta labor mediante la recuperación de prácticas que estaban a punto de desaparecer como resultado de la historia de la región. 

La vida de los Misak se vio impactada por el inicio de la conquista española de la mano de Sebastián de Belalcázar, en 1535. Con la llegada de la colonización, la comunidad tuvo que soportar siglos de opresión por parte de colonizadores convertidos en terratenientes y por más de cuatrocientos años - hasta la década de 1960 - la comunidad fue sometida a la esclavitud a través del sistema feudal. Mamá Luz, sabedora propia, explica, “cuando los colonizadores llegaron, trataron mal a mis abuelos, los llamaban despectivamente Indios, destruyeron las plantas nativas y crearon todo un sistema de esclavitud. Mi abuelo tenía que trabajar cuatro días para el patrón, y sólo tenía un día para trabajar en su tierra.” 

Para el pueblo Misak, una parte fundamental para conectar con su cosmología reside en la determinación de ser guardianes del territorio ancestral. Lorenzo Tumiña Calambás, coordinador del Jardín Botánico Las Delicias, explica, “hubo una guerra en esta tierra contra los colonizadores. Mucha gente murió, pero pudimos recuperar el territorio a través de nuestro poder organizativo.” Al abuelo de Lorenzo, Javier Calambás, los colonos le arrebataron su finca durante la época de dominio español. Sin embargo, en 1963 pudo volver a comprar su finca, creando así un modelo de recuperación de territorios Indígenas para toda Colombia. “Como resultado de sus esfuerzos,” explica Edier, “tenemos generaciones enfocadas en proteger nuestros territorios y cuidar del conocimiento tradicional de las comunidades Indígenas.”

Entre 1990 y 2005, el cultivo de amapola se apoderó de la mayoría del territorio de Guambía, contribuyendo al auge del conflicto armado en la región. Frente a esto, el gobierno respondió agresivamente, tomando la decisión de fumigar todos los campos por vía aérea. Como resultado de la fumigación con el herbicida, Edier recuerda, “la comunidad tuvo que enfrentarse a una crisis alimentaria porque el glifosato mató muchas plantas y semillas y contaminó el agua.” Floro Tunubalá, para entonces gobernador Misak del departamento del Cauca, hizo la transición del cultivo de amapola a la piscicultura. Hoy en día hay aproximadamente 550 estaciones piscícolas de trucha arcoíris en el resguardo de Guambía, lo cual ha producido otras consecuencias ambientales, como la pérdida de especies de peces nativas del río y la contaminación del agua.

Además de transformar la tierra, los colonizadores impusieron su religión, su sistema de salud, de educación y de economía. Edgar Muelas Calambás, nieto del cofundador del Jardín Botánico, comenta “nuestro mayor problema es cómo la influencia occidental ha cambiado las dinámicas en nuestra comunidad — en nuestra salud, educación y economía. Esto cambió nuestro estilo de vida y de pensamiento, nos hizo más individualistas, lo que debilitó nuestra conexión con el territorio. Esto daña nuestros bosques porque algunas personas tratan a la naturaleza como si no importara. En el campo de la medicina, más y más pastillas están llegando y las personas hacen viajes hasta el hospital, lo que disminuye el uso de nuestro conocimiento de las plantas medicinales. Nuestro sistema educativo se ha visto influenciado por la religión, la cual ha cambiado nuestra forma de pensar. Estamos luchando para mantener nuestro conocimiento a través de la educación propia como un medio para fortalecer las demás prácticas para nuestra comunidad.”
 

El proyecto de El Jardín Botánico Las Delicias 

El proyecto del Jardín Botánico Las Delicias comenzó en 1999 con la compra de setenta hectáreas de parcela en el bosque de Riosucio. Sin embargo, entre el 2000 y el 2004, el proyecto tuvo que abandonarse por el conflicto armado en la zona. El ejército colombiano bombardeó el bosque, creando cráteres del tamaño de manzanas enteras, los fundadores del proyecto del Jardín Botánico fueron desplazados forzosamente de su propio territorio y recibieron amenazas al punto de que se vieron obligados a concentrarse en la supervivencia individual en vez del desarrollo de la comunidad. 

La violencia casi termina por extinguir el proyecto del Jardín Botánico ya que actividades como la reforestación de los bosques se volvieron demasiado peligrosas. Años después, las generaciones más jóvenes se hicieron cargo del proyecto y cambiaron su enfoque. Edier comenta, “Originalmente, en 1999, el proyecto solo se centraba en la conservación ecológica, pero cuando nos reactivamos en 2016, queríamos incorporar los valores culturales de la cosmología del pueblo Misak. Comenzamos a organizar reuniones con shures y shuras (mayores) alrededor del fuego en nuestra Tulpa (sala de reuniones) para considerar los problemas que estamos enfrentando, como la contaminación de nuestro territorio, y la pérdida de nuestro sistema de conocimiento. Esto nos empujó a reflexionar sobre lo que podemos aprender de las viejas formas de vida. Empezamos a reconsiderar nuestra cultura Misak y a fortalecerla a través del proyecto del Jardín Botánico.” 
 

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En todo el mundo, el rol primordial que ejercen las comunidades Indígenas como guardianes de la biodiversidad ha sido subestimado y poco reconocido durante siglos. El sistema legal colombiano, diseñado por los mismos colonizadores y basado en el modelo de sistema legislativo occidental, desafía la habilidad de la comunidad Misak para ganar reconocimiento oficial por sus esfuerzos. Para el resguardo Indígena, y para el Jardín Botánico en particular, ser catalogado como un “territorio ambientalista” o incluido en la Red Nacional de Jardines Botánicos, podría proteger al territorio de los intereses industriales para la extracción y explotación medioambiental y, además, proveer un ingreso fijo. Sin embargo, los requerimientos técnicos para inscribirse son económicamente imposibles para un proyecto independiente como el Jardín Botánico. 

Los coordinadores de la casa de semillas comunal Yell Ya, apoyados por Keepers of the Earth Fund, buscan comercializar sus semillas para expandir la variedad, preservar la biodiversidad genética y ganar un ingreso adicional para la comunidad. Sin embargo, Edier explica, “para tener la capacidad de comercializar nuestras semillas, necesitaríamos un registro muy técnico. (Esta barrera legal) ignora la sabiduría comunitaria que nos enseñaron nuestros antepasados sobre cómo cuidar de las semillas nativas y limpias.”
El conocimiento propio Misak está orientado en proteger la naturaleza a la vez que se incorpora la ciencia occidental para fortalecer sus esfuerzos. Edier comenta que “la ciencia y el conocimiento propio forman un tejido que considera la vida de todas las plantas, animales, naturaleza y humanos sin hacer una separación. La lucha de los Pueblos Indígenas para ser reconocidos por tener su propia ciencia utilizada para el desarrollo social, es política. Nuestro conocimiento no está lejos de la ciencia occidental. Necesitamos espacio en el gobierno, los ministerios y la administración territorial sin una barrera contra nuestro conocimiento.”
 

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La resistencia contra la aún existente opresión puede tomar muchas formas. Como resultado del proyecto del Jardín Botánico Las Delicias, la escuela local enseña un programa basado en la cosmovisión Misak, los estudiantes aprenden la lengua nativa, Namuy Wam, y el trabajo por la conservación de las semillas nativas está revitalizando el sistema de alimentación tradicional y el uso de la medicina herbaria. 

El Jardín Botánico Las Delicias ha traspasado los límites de un proyecto de jardín convencional. Los miembros de la comunidad crearon una alquimia de sistemas de conocimiento que usan su propia cosmología para enfrentar los desafíos de la modernidad como la inseguridad alimentaria, la inestabilidad económica, la extinción del lenguaje, la pérdida de la biodiversidad y el cambio climático. “Estamos tratando de tomar el conocimiento propio de nuestros abuelos y ponerlo en el presente, mientras lo evolucionamos y replicamos. Estamos enfocados en mantener viva la esencia de ser Indígenas,” explica Lorenzo.

En 2020 y 2023, El Jardín Botánico Las Delicias, recibió una subvención de Keepers of the Earth Fund (KOEF) con el fin de apoyar su trabajo. KOEF es un fondo liderado por Indígenas dentro de Cultural Survival, diseñado para apoyar los proyectos de defensa y desarrollo comunitario de los Pueblos Indígenas. Desde 2017, KOEF ha financiado 310 proyectos en 41 países mediante subvenciones pequeñas de $1,603,307, y ha proporcionado asistencia técnica, beneficiando a 328 Pueblos Indígenas. 


 

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