El 29 de abril de 2017, más de 200.000 personas salieron a las calles en Washington, DC en la Marcha del Pueblo sobre el Clima, exigiendo acciones sobre "Clima, Empleo y Justicia". Ampliando la realidad del mensaje climático, los manifestantes gritaron, cantaron y tocaron los tambores y otros instrumentos, en esta primavera que alcanzó los 91 grados y unió a D.C. estableciendo un récord de calor. Si bien la marcha estaba programada para antes de las elecciones de noviembre, los organizadores vieron esto como una oportunidad histórica, para mostrar a la actual administración de Estados Unidos y al mundo, que el movimiento está listo no sólo para luchar contra la industria de combustibles fósiles sino para rechazar el racismo, el odio, y la xenofobia. La marcha por la avenida Pennsylvania fue encabezada por jóvenes y asociaciones de base, incluyendo un numeroso y diverso contingente de Pueblos Indígenas de todo el mundo.
Al igual que su antecesora de 2014, la marcha climática celebrada en Nueva York, la Marcha del Clima del Pueblo de 2017 incluyó a la comunidades local de DC, mujeres, miembros del movimiento obrero, inmigrantes, comunidad LGBTQI, científicos, ambientalistas, ancianos, personas con discapacidades, grupos religiosos, activistas antinucleares y muchos otros grupos preocupados por el estado crítico de un planeta que se calienta de manera evidente y por sus efectos en las generaciones futuras. Todos ellos marcharon organizados en bloques de varios contingentes llamados "Protectores de la Justicia", "Creadores del Santuario", "Constructores de la Democracia", "Guardianes del Futuro", "Defensores de la Verdad", "Guardianes de la Fe", "Remodeladores del Poder" y "Muchas luchas, un hogar".
"Esto es más que una marcha, es un movimiento global para influir en el cambio positivo", dijo Roger Guayakan Hernández, un Taíno Borikén, representante de la Confederación Unida del Pueblo Taíno en la marcha. Hernández fue un capitán de autobús de uno de los dos autobuses de Pueblos Indígenas que venían de la ciudad de Nueva York. Apoyado por los organizadores de la Marcha del Clima de Marzo y el Comité del Bloque de Pueblos Indígenas. Estos autobuses fueron organizados por el Consejo Internacional de Tratados Indios para ayudar a los Pueblos Indígenas del área tri-estatal de Nueva York, así como por delegados indígenas al Foro Permanente de las Naciones Unidas sobre Cuestiones Indígenas que participan en la Marcha del Clima del Pueblo. Los autobuses de Nueva York estaban llenos de líderes tribales locales como Sachem Robert "Hawk Storm" Birch de la Nación Schaghticoke, delegados del Foro Permanente y un grupo de Protectores de Agua de Standing Rock. Entre los Protectores de Agua estaban LaDonna Brave Bull Allard, fundador del Campamento de Piedra Sagrada y cineasta Indígena, y Myron Dewey, el fundador de Digital Smoke Signals. Muchos otros Pueblos Indígenas que asistieron a la marcha también viajaron en autobús desde varios lugares alrededor de los Estados Unidos. Miembros de la tribu Sioux de Cheyenne River, por ejemplo, viajaron 1.536 millas desde Eagle Bend, Dakota del Sur.
Las actividades del día comenzaron con la Ceremonia del Amanecer del Agua llevada a cabo por las mujeres indígenas en la Piscina Reflejante a través del edificio del capitolio. La ceremonia se inauguró con la bienvenida de Gabrielle Tayac de la Nación indígena Piscataway y Tom Goldtooth de Indigenous Environmental Network, dos de los organizadores de las actividades matinales del evento. Líderes espirituales, como el Jefe Arvol Looking Horse y los ancianos Faith Spotted Eagle y Allard también compartieron palabras de bienvenida y oraciones. Con la cúpula del Capitolio de fondo, jefes, ancianos, portavoces y dignatarios indígenas como Tarcila Rivera, miembro experto del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas, estuvieron también presentes en la ceremonia del agua, liderada por el anciano Ojibwe Sharon Day de Minnesota. La lista de asistentes fue larga, entre ellos Pueblos Indígenas y otros tantos, quienes trajeron muestras de agua para ser bendecidas. El conjunto de aguas bendecidas fue lanzado desde un recipiente de cobre en las cercanías del río Potomac.
"Este es un momento asombroso y espiritualmente significativo para todos los Pueblos Indígenas reunidos en solidaridad hoy aquí", comentó el jefe Damon Corrie, un Lokono Arawak de Barbados que llegó a Estados Unidos para asistir al Foro Permanente con su hija Sabantho, 18, representado al Clan del Águila Arawaks. "Ver tantos delegados de tantas comunidades indígenas es realmente inspirador. Mi hija y yo nos sentimos afortunados de poder asistir y marchar con tantos otros guerreros indígenas de primera línea”. De pie, detrás de una gran bandera roja que identifica el Bloque de Pueblos Indígenas y el compromiso de los Pueblos Indígenas de mantener una "línea roja" en defensa de su medio ambiente, hogares, familias y futuras generaciones. El Jefe Corrie también expresó su preocupación por los impactos del cambio climático para los Pueblos Indígenas del Caribe: "Realmente estamos viendo los efectos del cambio climático en las islas. Nuestros arrecifes se están blanqueando y los huracanes son cada vez más intensos. Las cosas están cambiando rápidamente y esto es serio".
Nania Kodi, una mujer indígena Nuba del Sudán, argumentó: "Fue importante para mí participar en la Marcha del Clima del Pueblo porque sentí la necesidad de representar a la mujer indígena, que aunque es la que menos participa, es la que más se ve afectada por el cambio climático", dijo apasionadamente. Señaló que "el cambio climático no afecta simplemente en cuanto a la disponibilidad de agua y la seguridad alimentaria, sino que también a la salud a través de la malnutrición y la higiene en la reproducción sexual, así como la seguridad por abusos físicos y sexuales, mientras las mujeres y las niñas van en busca de agua y alimentos.
La Marcha del Clima del Pueblo coincidió con el día 100 de la presidencia de Trump, y quedó claro en los coloridos eslóganes de que brillaban en las pancartas, así como en los cantos, que el 45º Presidente de los Estados Unidos y las acciones del actual partido político mayoritario son una seria preocupación por el futuro de todo el planeta. Desde aquellos que se oponen al acceso del oleoducto en Dakota, a los Pueblos Indígenas del Ártico preocupados por la perforación petrolera en su región, los manifestantes indígenas comentaron continuamente las políticas anti ambientales destructivas de la actual administración, que contribuyen a la crisis climática global y violan los derechos de los Pueblos Indígenas.
A medida que los manifestantes pasaban por la Casa Blanca, se escuchaba a los grupos corear enérgicamente, bajo el intenso calor del día, cantos como "Trump Basura", "Sin vergüenza", "Derechos para los Pueblos Indígenas", "Justicia Climática" y "Mni Wiconi-Agua es vida". Cuando los Pueblos Indígenas pasaron por la Casa Blanca, los manifestantes que les seguían, tomaron parte en una sentada silenciosa para reconocer el daño ya causado por la administración Trump y por aquellos que perdieron sus vidas a causa de la crisis climática. Estos manifestantes, miles de ellos, comenzaron a golpear su pecho, siguiendo el ritmo que marcaban los tambores. Según los organizadores de la marcha, el latido del corazón estaba destinado no sólo a resaltar la diversidad de los diferentes contingentes, sino a recalcar que no importa de dónde viniera la gente, sus corazones latieron como uno solo, en esta marcha y mucho más allá. "Esta fue una experiencia increíble", dijo Sachem Hawk Storm de las Nación Originaria Schaghticoke de Connecticut. "Conociendo a tantos Pueblos Indígenas y escuchando sus historias de primera línea, puedo ver que lo que ocurre aquí, en los Estados Unidos, realmente afecta a otros en todo el mundo. Necesitamos seguir unidos”. La Marcha del Clima del Pueblo terminó con un mitin en el Monumento a Washington e incluyó otras actividades, como un Pow Wow regional en la noche. Mientras miles de personas asistieron al mitin, muchos otros participantes de la marcha histórica regresaron a los autobuses para comenzar su viaje de regreso a sus diversos lugares de origen, donde el trabajo realmente va a comenzar. De regreso a uno de los autobuses que se dirigían a la ciudad de Nueva York, Mainaku Borrero (Taíno / Tlingit), de 11 años, hizo alusión sobre el día largo, caliente, pero emocionante. "El cambio climático es real", dijo. Su hermana de 9 años, Kayaani, estuvo de acuerdo y añadió: "El agua es vida".
-Roberto Múkaro Borrero (Taíno) es Coordinador de Programas y Comunicaciones de la ONU para el Consejo Internacional de Tratados Indios.