Pie de foto 1: Participantes de la capacitación Voces Indígenas, Ciudad de Panamá. Foto de Nati Garcia.
Al ingresar a la ciudad de Panamá, es difícil conocer la rica historia almacenada bajo las grietas de las aceras y caminos pavimentados, que en 1510 absorbieron las huellas de Rodrigo de Bastidas. Él navegó desde Venezuela en busca de nuevas tierras y, se encontró con las prósperas civilizaciones de los pueblos Guna, Emberá, Wounaan, Ngöbe, Buglé, Bribri, Naso y Dorasque. La mayoría de las naciones Indígenas de Panamá viven parcialmente en sus tierras ancestrales como reservas semiautónomas llamadas Comarcas. Los Guna fueron los primeros en recibir el reconocimiento de sus derechos y son los más visibles en Panamá. Los Ngöbe, Buglé, Wounaan y Emberá también han obtenido derechos territoriales autónomos en Panamá, mientras que los Naso y Bribri permanecen sin ser reconocidos.
A primera vista, los ricos y biodiversos paisajes y el famoso Canal de Panamá evidencian la apariencia de riqueza. Pero detrás de la lujosa fachada, hay otra narrativa. A lo largo de los años, ha habido una creciente inversión en recursos naturales de terceros en territorios Indígenas, poniendo en peligro los ecosistemas y la seguridad de los Pueblos Indígenas que viven allí. Desde principios de la década de 2000, la construcción de la represa hidroeléctrica se ha disparado, con 24 proyectos operativos y otros 8 en construcción. La tala ilegal y las operaciones mineras han marcado aún más las tierras de las que dependen muchas comunidades Indígenas. Ha sido una lucha constante para que las comunidades Indígenas defiendan sus territorios, y su resistencia ha resultado frecuentemente en violencia y muertes. Sin embargo, estos pueblos continúan resistiendo a través de manifestaciones públicas y demandas legales para la implementación de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y la constitución de Panamá.
Las mujeres Indígenas a menudo se encuentran en la primera línea de estas confrontaciones, dando a conocer sus derechos: "Luchamos para recuperarnos" dijo Antonia Morales Miranda (Ngöbe). "Los bosques se conservan si nuestras culturas se conservan", agregó Mitzy Cunampio (Emberá) de la comunidad Piriati Torti. Cultural Survival ha estado a la vanguardia en el apoyo a los Pueblos Indígenas de Panamá. En 2016, Cultural Survival coorganizó con la Fundación Comunicándonos, la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) de América Central y Voces Indígena Panamá, la primera Conferencia de Radio de las Comunidades Indígenas de América Central en Panamá. Los medios comunitarios han sido una plataforma en expansión para muchas comunidades Indígenas en el ejercicio de sus derechos a la libertad de expresión. "Uno se siente perdido por no hablar su idioma nativo", explicó Karen Bonilla Sam (Ngöbe) de Changuinola, Bocas de Toro.
La radio ha sido un puente para que las comunidades Indígenas mantengan y revitalicen sus culturas, identidades e idiomas, pero actualmente no existe una ley de radios comunitarias establecida en Panamá. La legislación para la radio y la televisión se rige por la Ley No. 24, que regula los servicios públicos de radio y televisión y dicta otras disposiciones. Aunque la Ley de Telecomunicaciones proporciona dos tipos de licencias para radio, Tipo A, para estaciones comerciales y Tipo B para estaciones educativas y relacionadas con la cultura, esta ley no incluye a las radios comunitarias. En el 2016, Cultural Survival, en asociación con AMARC y otras organizaciones Indígenas, intentó solicitar una licencia de radio. La solicitud fue rechazada, con posibilidad de ser reenviada después de dos años.
Voces Indígenas, un movimiento formado por la Fundación para la Promoción del Conocimiento Indígena y otras comunidades Indígenas, y ha sido una de las organizaciones líderes en asegurar las radiofrecuencias legales. Su objetivo es fortalecer la identidad y el reconocimiento de los derechos Indígenas, la inclusión intercultural y una sociedad democrática. También es el hogar del Centro de Comunicación de la Comunidad Indígena. En mayo de 2018, Voces Indígenas tuvo una oportunidad de capacitación y trabajo en red para mujeres Indígenas, con el fin de desarrollar su capacidad en periodismo, radio comunitaria y conocimiento del sistema de justicia juvenil, en la ciudad de Panamá. Mujeres líderes Guna, Emberá, Wounaan, Buglé, Ngöbe, Naso y Bribri asistieron a la capacitación.
La primera parte del día fue una orientación al sistema de justicia en Panamá y la justicia restaurativa juvenil presentada por Alejandro Bonilla, Coordinador de Terre des Hommes para el Proyecto de Justicia de Ancestros Indígenas. Ernelda Pitterson (Bribri), del territorio de Guabo de Yorkin en la provincia de Bocas del Toro, comentó: "Queremos justicia para nuestra juventud…debemos revivir nuestra cultura para revivir a nuestros jóvenes". Arona Membache B (Emberá) de Tierras Colectivas de Arimae, en la provincia de Darién, agregó: “La justicia ancestral construye una comunidad social, oral y espiritual. Por esta razón, queremos restaurar la justicia ancestral en nuestra sociedad".
Fue la primera vez que la mayoría de las participantes asistieron a una capacitación. Se desafió a las mujeres a superar sus temores de hablar en público y se las alentó a hablar en su idioma Indígena. Para Ebodia Cension (Buglé) de Comarca Ngöbe-Buglé en la provincia de Chiriquí, fue una experiencia poderosa: “Por primera vez me sentí visible y reconocida como Buglé. Mucha gente piensa que Ngöbe-Buglé es una tribu, aunque vivimos en la Comarca y nos vestimos de manera similar, hablamos otro idioma y tenemos nuestras propias prácticas tradicionales". La segunda parte del día consistió en un entrenamiento en transmisión de radio, donde José Bacorizo (Emberá) facilitó consejos sobre la forma de comunicarse en una estación de radio, y desarrollo además ejercicios vocales. Durante la última parte del día, el rol de las participantes fue transmitir en vivo, compartiendo una declaración personal verdadera, además de un resumen de lo que la justicia restaurativa juvenil significó para ellas, tanto en español como en su respectivo idioma Indígena. Los resultados fueron inspiradores.
“Mi urgencia es apoyar a la comunidad Bribri en el rescate de la cultura de mis abuelos y abuelas. Es una cultura que no podemos olvidar o dejar que desaparezca. Tenemos que recuperar las raíces de nuestra valiosa identidad, la identidad que tenemos como Pueblos Indígenas”, dijo Emilsa Sandra Cerrud Morales (Bribri) del territorio de Guabo de Yorkin. “Los jóvenes de hoy han olvidado la cultura y las costumbres de nuestro pueblo. La justicia juvenil restaurativa, así como la justicia Indígena, tienen objetivos similares en materia de reparación, rehabilitación y recuperación de jóvenes, que son víctimas de conflictos legales y sociales. Podemos transformarnos al valorarlos en beneficio de los futuros Pueblos Indígenas y el país. Poco a poco, podemos rescatar a los que estamos perdiendo", dijo Elisabeb Ester José Pérez (Ngöbe) de Changuinola en la provincia de Bocas de Toro.
“Nuestras culturas y nuestra cosmovisión son una herencia de nuestra identidad, como individuos en esta sociedad. La forma en que gobernamos y vivimos ha sido sostenible para el medio ambiente, al mantener nuestros valores, los que son nuestros derechos y que debemos mantener. Todos somos parte de las generaciones futuras. Debemos preservarlo”, dijo Cunampio (Emberá Piriati) de las tierras colectivas de Alto Bayano en el distrito de Chepo, provincia de Darién. "Apoyo los derechos de los Pueblos Indígenas porque tenemos muchas cosas que necesitan apoyo", dijo Liseth Pena (Wounaan) de las tierras colectivas de Airmae en la provincia de Darien. Pena es una de las pocas personas que hablan Wounaan con fluidez. Como parte de la Comarca Emberá-Wounaan, los Wounaan tienen una fuerte autonomía política; sin embargo, un asentamiento creciente de personas no Indígenas está dañando el ecosistema y poniendo en peligro su forma de vida.
A pesar de los miles de millones de dólares que se vierten en la creación de áreas protegidas, resulta que con frecuencia los proyectos contribuyen a los abusos de los derechos humanos, conflicto y pérdida de la diversidad cultural. “Apoyo los derechos de los Pueblos Indígenas porque es muy importante para la Comarca. Nuestro lenguaje y nuestra cultura están desapareciendo, lo cual es todo para nosotros. Poco a poco, tenemos que revivir nuestra identidad de nuevo. Nuestros derechos nos unen para que un día los jóvenes y los niños tengan su propia identidad, la de los Pueblos Indígenas", expresó Betty Lida Archibol (Guna) de la comarca Guna Yala en la ciudad de Panamá. Archibol fue la participante más joven en la capacitación y es miembro de las Organizaciones de Mujeres Indígenas Unidas para la Biodiversidad de Panamá (OMIUBP), socias del Programa de Subvenciones del Fondo Guardianes de la Tierra.
La última parte de la capacitación fue el diálogo plenario y grupal para crear una junta directiva, para la Red de Comunicación y Desarrollo de Mujeres para los Pueblos Indígenas en Panamá. El objetivo era que las mujeres Indígenas fueran proactivas en el campo de las comunicaciones. Raquel B. Cunampio, coordinadora de la Red de Mujeres Indígenas por los Derechos a la Comunicación, facilitó la discusión. La mayoría de las participantes no estaban familiarizadas con la funcionalidad de una junta directiva o el proceso legal para asegurar una radiofrecuencia, por lo que se brindó una breve descripción de la Autoridad Nacional de Servicios Públicos y Ley 24 de Telecomunicaciones. Al final del día, se seleccionó a la junta, y se unieron esfuerzos para establecer una organización sin fines de lucro, para poder solicitar una licencia de frecuencia.
Para Nilka Sánchez de Jiménez (Naso), la capacitación fue una experiencia positiva. "Podemos seguir aprendiendo de forma amena y al mismo tiempo compartir nuestra cultura", dijo. Los Naso del territorio Terjdi Naso en Bocas del Toro, enfrentan la amenaza de perder su territorio ancestral porque están formados bajo una Comarca. Esto hace que su territorio sea vulnerable a proyectos de inversión de terceros, como la represa Hidroecologica del Teribe S.A., que se construyó en 2014, después de 10 años de resistencia. La capacitación también fue una oportunidad para establecer contactos con otras líderes Indígenas que enfrentan desafíos similares, fue un espacio para ser testigo, para cultivar y crecer. Como dijo Cunampio, “Nuestros derechos ayudan a protegernos para que no desaparezcamos. La gente tiene límites, y nosotros también tenemos derechos".