Kera Sherwood-O’Regan (Maorí) es de Te Waipounamu, la isla sur de Aotearoa (Nueva Zelanda). Es la directora de comunicaciones y participación en Activate Agency, una agencia creativa de impacto social que dirige junto con su socio. Trabaja con organizaciones sin fines de lucro, organizaciones comunitarias y activistas, ayudando a centrar las voces e historias de pueblos oprimidos estructuralmente para el cambio social. Su trabajo se enfoca en tender puentes entre los derechos de Pueblos Indígenas, los derechos de gente con discapacidades y el cambio climático y la salud. Mientras estaba en la escuela de medicina, se apasionó sobre temas de inequidad en la salud Aborigen y cómo las comunidades Aborígenes alrededor del mundo son afectadas por inequidades en la salud y cambio climático. Shaldon Ferris (Khoisan), productor del programa de Radio de Derechos Indígenas de Cultural Survival, entrevistó recientemente a Sherwood-O’Regan.
Cultural Survival: ¿Cómo luce el sistema de salud para los Pueblos Indígenas en Aotearoa? ¿Y cómo es la situación para las personas Indígenas con discapacidades?
Kera Sherwood-O’Regan: Vemos que hay grandes disparidades en la atención que la gente Aborigen recibe. Los Pueblos Indígenas sufren tasas más altas de cáncer de pulmón, diabetes y problemas cardiovasculares. Algunos también tienen desconfianza en el sistema de salud. Si vas a un médico general y comparte algo de tu experiencia personal solo en 15 minutos, no pueden construir una buena relación. Tal vez hay dinámicas que te retienen de ser abierto. A menudo hay una discriminación activa. Hay bastantes investigaciones que demuestran que los médicos generales pasan, en promedio, menos tiempo con sus pacientes que son Maorí o del Pacífico. También tienden a explicar menos las cosas porque existe una suposición inherente de que la gente Indígena no tienen buen conocimiento en los temas de salud, lo cual, es parcialmente cierto, porque nuestra gente ha sido excluida intencionalmente por muchos de estos sistemas. Muchos doctores solo asumirán que no sabes qué está pasando y no se molestarán en intentar explicarte las cosas, lo cual, obviamente hace muy difícil tener un consentimiento informado en las opciones que se le pueden brindar. Para personas con discapacidad, la discriminación por esta condición por parte de los doctores continúa. Nueva Zelanda particularmente no tiene una buena comprensión de la discriminación por discapacidad y cómo sucede.
Muchos Pueblos Indígenas también buscan diferentes proveedores de atención médica para tener más continuidad en la atención. La médica general que me diagnosticó fibromialgia, una condición de dolor crónico era realmente buena. Ella era Maorí. Ella me refirió a reumatólogos y especialistas, y también me apoyó tomando un remedio a base de hierbas para aliviar el estrés, la ansiedad o los problemas del sueño, y probando cosas como acupuntura y fisioterapia. En la cultura maorí, tenemos mirimiri, un tipo de masaje curativo que fue realmente útil para mí. Hay muchos médicos generales que simplemente no comprenden las diferentes dinámicas de nuestra gente y son realmente desdeñosos con mucho sobre rongoā u otros tipos de medicinas tradicionales y herbales. En mi experiencia, la medicina tradicional en Nueva Zelanda no ha sido bien integrada.
CS: ¿Qué impacto está teniendo el cambio climático en la salud de su comunidad?
KSO: Cuando hablamos de los efectos directos del cambio climático en la salud, a menudo pensamos en cosas como un desastre climático. Si hay inundaciones, incendios o erosión costera y las personas resultan heridas, las personas discapacitadas son excluidas de ese tipo de respuestas a desastres, ya sea que no estén siendo rescatadas, si los planes y las respuestas del gobierno son accesibles para las personas discapacitadas y para los Pueblos Indígenas, o si esas comunidades están recibiendo información esencial. Si eso no ocurre en un idioma con el que te sientas cómodo, o por medios de comunicaciones con las que estés a gusto; si eres sordo y no puedes escuchar las sirenas o advertencias, o si eres ciego o tienes baja visión y no estás recibiendo toda esa información que se prioriza hacia las personas que son receptores visuales de información, eso puede dejar a mucha gente atrás.
Conforme la temperatura se eleva, obviamente eso tiene efectos directos en términos de salud de la gente. Las olas de calor realmente son un gran problema, especialmente para muchos de nuestros ancianos, y también pueden contribuir con otras afecciones de salud, como mis migrañas por fibromialgia. También tenemos efectos directos que vienen de patógenos como virus y bacterias que causan enfermedades, y a veces discapacidades permanentes, como también vectores que las llevan consigo. Esos vectores pueden ser cosas como garrapatas o mosquitos. Así como el clima cambia, también se mueven los patrones de esos patógenos y vectores.
Algo importante para las comunidades Indígenas también es pensar en muchos de los efectos indirectos del cambio climático, como la ansiedad ecológica. Afecta a mucha gente, pero particularmente a las comunidades Indígenas. Estamos perdiendo nuestros hogares, pero también estamos perdiendo sitios que son muy significativos espiritual o culturalmente, como nuestra urupā, o cementerios. Esa es una gran cantidad de traumas que nuestra gente tiene que experimentar. Muchas comunidades insulares también se ven amenazadas por el aumento del nivel del mar, y por tener que ir a diferentes países y dejar su hogar cultural, histórico y tradicional, el cual es un proceso enormemente traumático.
CS: ¿Cuáles son algunos éxitos que ha visto en el contexto de los derechos de los Indígenas y discapacitados?
KSO: Una de las cosas que ha sido realmente importante es la solidaridad entre los grupos Aborígenes y discapacitados en las negociaciones climáticas de las Naciones Unidas. He estado involucrada en una organización que fundó mi socio llamada SustainedAbility, que es una red de personas discapacitadas que defienden los derechos de las personas con discapacidad en el contexto del cambio climático. Una de nuestras preguntas principales en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático es establecer un distrito electoral para personas discapacitadas, porque actualmente no existe. El Caucus de los Pueblos Indígenas y el Foro Internacional de los Pueblos Indígenas sobre el Cambio Climático han apoyado enormemente los llamados a la acción para que las personas con discapacidad también tengan algún espacio en esas negociaciones. También han hecho eco a muchos de nuestros llamados a un lenguaje que respete los derechos de las personas con discapacidad, así como los derechos de los Aborígenes, y han apoyado a nuestros miembros Indígenas discapacitados para que tengan voz en estos espacios. Eso muestra la fuerza de nuestra comunidad y la fuerza de los movimientos por los derechos de los Nativos y los discapacitados, de cómo somos en realidad las voces que más necesitan estar en la sala, y somos los que estamos dando espacio y garantizando a todos los que necesitan estar allí estén justo al lado de nosotros.
CS: ¿Cómo se ve el futuro de la salud Indígena en su comunidad?
KSO: Solía poner mucho énfasis en cambiar el sistema desde adentro. Compré esa visión de ser un médico maorí, que en algún momento tendría algún poder para efectuar cambios. Me he dado cuenta de cómo está configurado ese sistema para protegerse a sí mismo. Hay tantas barreras que dificultan las cosas para las personas que tienen diferentes experiencias, ya sean discapacitadas, Indígenas, queer, o del sur global, o tienen el inglés como segundo idioma. Hay tantas formas diferentes en que ese sistema está configurado para continuar privilegiando a los hombres blancos cissgéneros o heterosexuales, y sin discapacidades, esencialmente.
Creo que aceptar esa idea de que el cambio de sistema tiene que suceder desde adentro en realidad me perjudicó mucho como persona discapacitada e Indígena en la escuela de medicina. Experimenté mucho trauma. Hoy en día pienso mucho más en cómo puedo cambiar el sistema desde afuera. Me quito el sombrero ante mis colegas de la facultad de medicina que son activos y encuentran formas de lidiar con el racismo institucionalizado, la discriminación por discapacidad y la opresión. Estos sistemas son, a menudo, replicados por sí mismos. Si podemos salir de estos sistemas y ser activos y tratar de desafiarlo y cambiar las raíces escondidas de esos problemas, entonces eso será realmente poderoso.
El futuro de la salud de nuestras comunidades es reconocer que no siempre tenemos que aceptar estos sistemas que nos perjudican. Podemos tener lo nuestro. Entonces creo que el futuro de la salud Indígena está ligado inherentemente a nuestra soberanía: soberanía en términos de nuestra tierra, nuestras historias y narrativas, nuestros cuerpos. Como mujer Indígena y también como persona discapacitada, constantemente me enseñan que mi cuerpo no está bien. Todo el sistema de salud trata de “arreglar” nuestros cuerpos y legitimar a otras personas dictando cómo deberían ser nuestros cuerpos, cómo deberían cambiar o cómo deberían funcionar. Eso está tratando de justificar esencialmente actos de violencia en nuestros cuerpos. Por eso creo que la soberanía en todas sus formas es esencial para nuestra futura salud y bienestar.
Si nuestro hapu, iwi, whānau, o nuestras Tribus y familias, fueran capaces de defender su soberanía como se suponía que debían ser bajo el Te Tiriti o Waitangi, uno de nuestros documentos de fundación, eso marcaría la diferencia en términos de nuestra salud. Porque en vez de intentar cambiar el sistema que fundamentalmente no está hecho para nosotros, podríamos empezar a imaginar algo completamente diferente. No imagino que sería un sistema de salud que esté separado de un sistema educativo o de un sistema judicial o de cualquier otra cosa. Veo que cuando nuestra soberanía sea reconocida, podremos enfocarnos en todas nuestras comunidades y cambiar esas estructuras para que el bienestar esté integrado en todo. Algo que encontré realmente valioso como recurso es el Informe Matike Mai, que trataba sobre la transformación constitucional. Sugiere cómo serían la gobernanza, la asociación real y el poder compartido en Nueva Zelanda. Ese es un modelo realmente emocionante que creo que puede asegurarnos nuestra soberanía y que podría tener un efecto enorme en nuestro bienestar.
CS: ¿Cómo ha estado respondiendo la comunidad Indígena en Aotearoa ante el COVID-19? ¿Cómo están siendo abordados los derechos de las personas discapacitadas?
KSO: Las comunidades Indígenas y discapacitadas han estado trabajando mucho. Sobre todo, me he relacionado con otros grupos de discapacitados. Varios Iwi y Hapū están aprovechando este momento para ejercer su soberanía estableciendo barricadas. Vemos que muchas personas privilegiadas piensan que el encierro es un buen momento para ir a comunidades rurales, playas u casas vacacionales donde están aumentando el riesgo para nuestras comunidades Aborígenes rurales. Nuestro Pueblo Indígena está colocando barricadas, retrocediendo a los automóviles y garantizando de que la gente no pueda pasar, lo que creo que es una forma realmente poderosa para que afirmen su soberanía, y su papel en la protección de nuestro pueblo. Las comunidades también se están organizando y controlando a los que están en mayor riesgo. Mi tribu, Kāi Tahu, ha estado llamando a nuestros mayores, comprometiéndose a que tengan lo que necesitan. También en nuestra comunidad de discapacitados, las personas comparten paquetes de alimentos para asegurarse de que aquellos que tienen un alto riesgo de contraer COVID-19, como yo, no tengan que salir de compras y ponerse en riesgo. Veo que eso está sucediendo más en las comunidades Indígenas y discapacitadas, en donde existe esta sensación verdadera de cuidado colectivo y de que vamos a asegurarnos de que todos salgamos adelante.
Top photo: Freddy Sébastian Medina, Kera Sherwood-O'Regan (center), and Hindou Oumarou Ibrahim advocating on behalf of Indigenous Peoples' organizations at COP25 in Madrid, Spain. Photo by Jason Boberg.