La comunidad A'i Cofán de Dureno está situada a orillas del río Aguarico, en la provincia de Sucumbíos, al noreste de la Amazonia ecuatoriana. Durante miles de años, el pueblo A'i Cofán ha cuidado este territorio mientras vive en equilibrio con su entorno. Durante las últimas décadas esta región ha sufrido la explotación petrolera y actualmente se enfrenta a la amenaza de la empresa estatal Petroecuador, situación que está generando una división interna entre los miembros de la comunidad. "Siempre nos hemos resistido a la explotación petrolera", afirma Albeiro Mendúa (A'i Cofán), vicepresidente de la comunidad Cofán y director de la Fundación Kuankuan, organización comunitaria dedicada al bienestar de las comunidades amazónicas.
A través de la empresa taiwanesa CSBC, Petroecuador pretende excavar 30 pozos petrolíferos por medio de tres plataformas en el territorio de Cofán, que alberga una de las únicas zonas de selva densa e intacta que quedan en la región. Dureno es una comunidad de unos 750 habitantes que posee 9,571 hectáreas de bosque primario. Dentro de él hay un territorio de conservación gestionado por la comunidad mediante un acuerdo firmado con el Programa Federal Socio Bosque, que pretende conservar los ecosistemas autóctonos mediante colaboraciones con comunidades Indígenas y campesinas.
A pesar de los derechos colectivos que los A'i Cofán, como Pueblo Indígena, tienen sobre su territorio, el Ministerio de Medio Ambiente ha concedido permisos al proyecto de perforación petrolífera sin consultarles ni obtener su Consentimiento Libre, Previo e Informado. Para hacer frente a esta violación de sus derechos, la Guardia Indígena de la comunidad ha organizado a más de 130 personas en resistencia. Este grupo de defensores incluye a mujeres, hombres, jóvenes e incluso niños que acompañan a sus padres recorriendo incluso hasta dos horas a pie para llegar al campamento de resistencia. Las mujeres participan de forma destacada en el proceso de toma de decisiones de esta acción.
En 2021, cuando Petroecuador intentó iniciar su proyecto, los defensores retiraron la maquinaria y posteriormente la devolvieron públicamente junto con la exigencia de detener todos los trabajos. Este año, la empresa regresó con la intención de abrir 12 kilómetros de carretera y más de 4,5 kilómetros cuadrados de terreno alrededor de cada plataforma para perforar los pozos. Los defensores han conseguido poner fin a la construcción de la carretera que ya estaba en marcha, retirando la maquinaria e impidiendo la entrada de los trabajadores. Petroecuador ha retirado ahora su propia maquinaria y dice que quiere establecer un diálogo con la comunidad. Sin embargo, Mendúa dice que no hay nada que dialogar: "Hemos dicho que no. No queremos llegar a ningún acuerdo. El único acuerdo que pedimos es que se vayan definitivamente y que nos dejen en paz".
El Estado está obligado a realizar una consulta con la comunidad de acuerdo con sus compromisos internacionales según su ratificación del Convenio 169 de la OIT y su voto a favor de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Sin embargo, la experiencia ha enseñado a la comunidad que si una empresa consulta, va a extraer petróleo, y no quieren legitimar este proceso. La Constitución de Ecuador exige la consulta, pero hasta una sentencia de 2022 del Tribunal Constitucional, no exigía que la comunidad consultada consintiera la ejecución de un proyecto. El líder waorani Nemonte Nenquimo califica el proceso de consulta como trampa.
La protección del bosque es un esfuerzo intergeneracional con las mujeres y los jóvenes al frente.
"Si la comunidad dice sí o no, no importa porque la consulta no es vinculante; la consulta es un mero acto informativo", dice Lina María Espinosa, abogada principal de Amazon Frontlines. Hay precedentes legales recientes de tribunales que han rechazado concesiones mineras y petroleras en situaciones en las que no ha habido consentimiento. En marzo de 2022, la Corte Constitucional de Ecuador hizo pública su decisión de reconocer el derecho de los Pueblos Indígenas a consentir proyectos de desarrollo. Lo que complica el caso de la comunidad de Dureno es el hecho de que el Estado ha confundido intencionadamente su lucha contra el proyecto petrolero con la de otra comunidad de Cofán que defiende su territorio contra empresas mineras, alegando que la primera se encuentra en la Corte Constitucional de Ecuador y que está pendiente una decisión sobre la lucha de la comunidad de Dureno, pero no es así.
Es evidente que no se está cumpliendo el derecho de la comunidad A'i Cofán Dureno al Consentimiento Libre, Previo e Informado, aunque sea fundamental para asegurar los territorios ancestrales que les quedan. Mendúa afirma: "La mayoría de los ancianos han dicho que éste es el único territorio que nos queda. Antes se movían libremente por la Amazonia y pensaban que todo el territorio era nuestro, que era libre". Ahora los ancianos dicen que se sienten prisioneros en un territorio reducido. Hay menos espacio para la pesca, el cultivo y la recolección de alimentos. "Para nosotros, la tierra es vida, y para el mundo occidental no hay nada aquí. Para nosotros, hay seres invisibles con los que hemos convivido, sobre todo los animales. Los chamanes beben ayahuasca y así obtienen permiso para cazar animales para comérselos. De la tierra se obtiene todo lo necesario", afirma.
Antes de la colonización, los A'i Cofán contaban con 30.000 personas. Con las enfermedades y otras formas de violencia que ha traído la colonización, la población actual es una fracción de lo que era, actualmente unos 1,200. El pueblo A'i Cofán y su cultura están fuertemente ligados a su territorio y, como dice Mendúa, "para ellos explotar ahora el tema del petróleo significaría extinguir nuestra cultura. Nuestra resistencia en sí es defender". Sin embargo, no toda la comunidad está de acuerdo. Muchos jóvenes ven en la explotación del petróleo una oportunidad económica para la comunidad, lo que se debe en parte a lo que Mendúa caracteriza como manipulación y sobornos por parte de la petrolera. Esto ha dado lugar a una situación en la que el Estado puede definir al sector favorable a la explotación como los representantes "legítimos" de la comunidad, mientras que a los que se oponen se les acusa de ilegales o terroristas. Mendúa afirma que están buscando activamente otras organizaciones y comunidades que hayan vivido algo similar para aprender de las buenas prácticas que les han ayudado a superar las divisiones comunitarias.
La comunidad no siempre estuvo dividida por el conflicto. Anteriormente, han vivido de la energía de sus prácticas ancestrales y comunitarias, así como de sus relaciones con el turismo. Practican la espiritualidad tradicional y dependen de la medicina tradicional. Durante la pandemia de Covid-19, utilizaron esta medicina para cuidar de su pueblo. La comunidad está situada entre lagunas y ríos y en medio de una gran biodiversidad. En enero se celebrará "la renovación espiritual" o "el florecimiento" con animales, ofrendas y ceremonias, como la Ceremonia de la Chonta, un ritual de cosecha de la planta de chonta.
La resistencia contra la extracción de petróleo continúa desde junio de 2022. Muchas familias han tenido que abandonar el campamento desde el inicio del curso escolar. Actualmente el campamento está dominado por jóvenes, muchos de los cuales se turnan para faltar a la escuela y continuar con la resistencia. La Guardia Indígena sigue comprometida con su objetivo de no permitir que ningún pozo comience a producir. Mendúa hace hincapié en la gran necesidad que tiene la comunidad de la solidaridad internacional en estos momentos de lucha: "Invitamos a todas las organizaciones que puedan unirse a nosotros porque nuestra lucha no es sólo para conservar el bosque. La crisis climática nos está afectando y es evidente lo que está pasando en todo el mundo. Conservar el bosque es conservar para el bien común de todas las personas".
En 2022, para proteger su territorio y el medio ambiente, la comunidad A'i Cofan recibió una subvención del Fondo Guardianes de la Tierra, un fondo dirigido por Indígenas en Cultural Survival diseñado para apoyar proyectos de defensa y desarrollo comunitario de los Pueblos Indígenas a nivel mundial. Desde 2017, hemos apoyado como organización 238 proyectos en 38 países a través de pequeñas subvenciones y asistencia técnica, por un total de 1,070,602 dólares. Los fondos van directamente a comunidades Indígenas, colectivos, organizaciones y gobiernos tradicionales para apoyar proyectos diseñados por las comunidades y de acuerdo con sus valores Indígenas. Cultural Survival utiliza un enfoque basado en derechos en sus estrategias de concesión de subvenciones para apoyar soluciones Indígenas de base mediante la distribución equitativa de recursos a las comunidades Indígenas.
Foto de portada: La Guardia Indígena Dureno protegiendo sus bosques.