Las mujeres Indígenas son nuestras madres, abuelas y bisabuelas; nuestras tías, hijas y nietas, que abarcan desde generaciones pasadas hasta futuras. Nuestras madres son atemporales, ya que crean y nutren la vida sostenida en una ecología de la tierra, el agua, el cielo, las plantas, los animales y el mundo espiritual. Proporcionan el bienestar de sus familias y comunidades y luchan por proteger sus territorios y patrias. Son personas dedicadas a la medicina, son científicas, artistas, activistas, periodistas, pacificadoras, abogadas, poseedoras de conocimientos tradicionales y educadoras que alzan sus voces y lideran el camino hacia el cambio, la justicia y la sostenibilidad para la Madre Tierra y la humanidad.
Al mismo tiempo, las mujeres Indígenas de todo el mundo enfrentan desafíos complejos al luchar contra la pobreza y las inseguridades económicas, la falta de servicios básicos, la discriminación y la exclusión, las actitudes y creencias misóginas, las leyes injustas, la violencia y la desaparición. Son víctimas desproporcionadamente de las fuerzas destructivas de las industrias extractivas, los impactos del cambio climático y la injusticia estructural. Para abordar estos desafíos, las mujeres Indígenas exigen ser escuchadas. Se mantienen firmes en liderar movimientos locales y nacionales, y participan en procesos globales para hacer valer los derechos de los Pueblos Indígenas, los derechos humanos y los derechos de las mujeres.
En este número del Cultural Survival Quarterly, mujeres extraordinarias damos a conocer mujeres que se están levantando y que están resistiendo. Hindou Oumarou Ibrahim habla de unir las vidas de las mujeres en sus comunidades locales a las discusiones sobre el cambio climático: "Las mujeres Indígenas son las primeras y más afectadas por el cambio climático porque son ellas las que recolectan alimentos y agua para alimentar a sus familias. Ellas están jugando un papel importante en la conservación de los recursos naturales y en la protección del conocimiento tradicional. Las mujeres de las comunidades entienden el cambio climático porque lo están viendo a través de todo su trabajo". En el Amazonas, las mujeres Indígenas exigen la protección de sus bosques y territorios, reivindicando sus derechos y voces en marchas de protesta, reuniones gubernamentales y en foros internacionales, como el COP23. Como dice la líder Sarayaku, Mirian Cisneros: "Nuestra gente está en nuestras comunidades, mientras ustedes están aquí tomando decisiones por nosotros. Nos están poniendo precios sin comprender plenamente que en nuestros territorios existimos como comunidades con gran sabiduría, conocimiento, ciencia y tecnología. Mi mensaje aquí en la COP23, es que tenemos que luchar juntos, y unir fuerzas, porque los Estados que están hablando aquí en nuestro nombre están en una mesa de negociación donde supuestamente están buscando soluciones, pero estas soluciones son para ellos, no para los Pueblos Indígenas".
En otro ámbito, las mujeres Indígenas se dirigen a los bancos y las instituciones financieras en el extranjero y utilizan estrategias de desinversión para abordar los derechos de los Indígenas y las violaciones de los derechos humanos. Como Michelle Cook, abogada de derechos humanos de la nación Diné (Navajo) que lideró la campaña de desinvertir, invertir, proteger, dice: "Espero que el trabajo de desinversión continúe llevando la antorcha de los derechos Indígenas, iluminando la arquitectura económica oscurecida que se necesita para sostener la extracción de recursos dañinos y el desarrollo en nuestras tierras y territorios ancestrales". Mientras tanto, en su casa, en la isla de Vancouver, Columbia Británica, Gisele Maria Martin está trabajando para mantener su lenguaje Nuučaanuł. Ella explica, "el solo hecho de mantener nuestro idioma podría tener repercusiones significativas porque es un lenguaje cultural y ecológicamente informado".
Por supuesto, hay muchas más mujeres que destacar, y agradezco a todas nuestras hermanas que se destacan valientemente por su vida, transmitiendo el espíritu de nuestras abuelas a nuestras nietas y a las generaciones venideras. Como la anciana maorí Pauline Tangiora les dice a los niños del mundo: "Sueña un sueño, y llegarás allí, pero no vendrá sin trabajar duro. Si la gente se apoyara en el mundo, éste sería un lugar mejor".
En Espíritu,
Suzanne Benally, Directora Ejecutiva
(Navajo y Santa Clara Tewa)