A mediados de agosto en Brasilia, Brasil, las mujeres indígenas salieron a las calles para protestar por la escalada de violaciones de los derechos humanos y el medio ambiente bajo el gobierno de Bolsonaro. El 12 de agosto, cientos de mujeres indígenas ocuparon la Secretaría Especial de Salud Indígena de Brasilia para exigir la renuncia de su jefa, Silvia Nobre, quien fue nombrada por el gobierno de Bolsonaro. Nobre asumió su cargo en abril, y desde entonces el programa "Más médicos", que brinda servicios médicos en áreas desatendidas, se ha debilitado y el equipo de gestión fue despedido. Los Pueblos Indígenas protestaron por estos recortes a los programas que apoyan la salud aborigen, y en julio, 115 Pueblos Indígenas ocuparon la oficina de la secretaría durante 2 semanas. A raíz de lo sucedido, el Ministerio de Salud y la secretaría firmaron conjuntamente un Acuerdo de Conducta de Ajuste, comprometiéndose a cumplir con las demandas de los ocupantes indígenas.
El presidente Bolsonaro propuso nuevas políticas de atención médica en la Medida Provisional 890, reemplazando el programa "Más médicos" por "Médicos para Brasil", que es un nuevo programa que busca privatizar los servicios de salud que actualmente ofrece el Sistema Único de Salud Pública, incluyendo los servicios ofrecidos bajo la Política Nacional de Atención de Salud Indígena. La Medida Provisional 890 también propone el establecimiento de una nueva agencia de servicios sociales, la Agencia para el Desarrollo de la Atención Primaria de Salud, que permite que los servicios de atención primaria de salud sean privatizados. Los Pueblos Indígenas de Brasil están preocupados por la medida, ya que elimina todas las vías de entrada y participación de la población con respecto a la manera en que se gestiona la agencia y atiende a los usuarios. La dirección de la Agencia no incluye la representación de miembros del Consejo Nacional de Salud Civil, pero garantiza la de organizaciones privadas. Bolsonaro no ha garantizado que dichos pueblos tengan voz en la Agencia que les proporcionará servicios de salud.
Sônia Guajarara por Katie Maehler/ APIB Comunicação.
Además, el desarrollo de esta propuesta no ha incluido ningún tipo de consulta con los Pueblos Indígenas. El Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) es un derecho humano amparado por la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el Convenio 169 de la OIT, que Brasil aprobó y ratificó en su momento. La Constitución Federal de Brasil de 1988 también protege los derechos de dichos pueblos. Reconoce los derechos de los Pueblos Indígenas a sus propias "estructuras sociales, costumbres, idiomas, creencias y tradiciones" y sus "derechos originales sobre la tierra" que tradicionalmente han ocupado.
Más allá de la Medida Provisional 890, el gobierno de Bolsonaro ha supuesto una continua amenaza para los Pueblos Indígenas. Además de los numerosos ejemplos de discursos de odio, Bolsonaro ha amenazado con eliminar la protección ambiental de los bosques de Brasil, eliminar los derechos constitucionales de la tierra para los Pueblos Indígenas de Brasil, y ha alentado la explotación de la Amazonía, lo que ha contribuido a los incendios en curso que diezman la selva tropical. Ha expresado su evidente desprecio y falta de respeto por los derechos humanos fundamentales que tienen los Pueblos Indígenas a sus tierras y culturas. Sin embargo, las protestas son muestra de que las mujeres indígenas de Brasil están preparadas para ponerse de pie y luchar contra la acción opresiva del gobierno que no reconoce y respeta sus derechos. La líder aborigen Sônia Guajajara, líder de la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), declaró: "La sumisión no es cultura. Estamos aquí para desmitificar la idea de que las mujeres indígenas no participan en las luchas y para demostrar que estamos preparadas para ocupar cualquier espacio".
Aprovechando el impulso de la ocupación del 12 de agosto, al día siguiente, casi 3,000 mujeres aborígenes marcharon a Brasilia para la primera Marcha de Mujeres Indígenas de Brasil. La marcha, llamada "Territorio: nuestro cuerpo, nuestro espíritu", fue organizada por el Movimiento Nacional Indígena de Brasil y la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil en respuesta a las crecientes violaciones de los derechos aborígenes bajo el gobierno de Bolsonaro, especialmente en lo que respecta a la atención médica y la protección del medio ambiente. Guajajara dijo: "Es muy importante estar aquí en Brasilia para mostrarle al mundo que las mujeres indígenas se mantienen en resistencia contra los ataques a nuestros derechos y contra los retrocesos de este gobierno. Estamos poniendo de manifiesto que esta primera marcha de mujeres cuenta con la presencia, visibilidad, fortaleza y espiritualidad de las mujeres aborígenes. Todos somos guerreros en la primera línea de esta lucha contra la situación política de hoy, que es tan desfavorable hacia nuestros pueblos. También tenemos como objetivo crear conciencia entre la comunidad internacional para generar apoyo para los Pueblos Indígenas de Brasil. Este es un movimiento mundial, un movimiento planetario”.
Foto por Midia India.
Además de los 110 grupos étnicos representados de Brasil, la marcha también contó con mujeres aborígenes de otras partes de la Amazonía, incluyendo a líder Waorani, Nemonte Nenquimo y la líder Kofan Alexandra Narváez de Ecuador. Nenquimo dijo: “Como mujeres, compartimos la misma visión. Queremos continuar organizándonos y uniéndonos para que nuestras culturas, nuestro conocimiento ancestral y nuestro derecho a la vida sean respetados. Estamos luchando frente a las enormes amenazas que acechan nuestras tierras y nuestras vidas. A nivel mundial, los gobiernos están tratando de matarnos. Quieren explotar nuestras tierras sin tenernos en cuenta como seres humanos. Sin embargo, somos los guardianes y propietarios de nuestros territorios, que hemos cuidado y protegido durante miles de años. Queremos proteger nuestra tierra para las futuras generaciones. Queremos que nuestro bosque esté libre de contaminación, libre de destrucción”.
Leila Salazar-López, directora ejecutiva de Amazon Watch, dijo: “Mientras Bolsonaro y el gobierno brasileño intentan desmantelar los derechos indígenas fundamentales y abrir sus territorios a la devastación, existe la resistencia rotunda de un movimiento liderado por mujeres que comprenden la importancia de defender los derechos y territorios para la salud de la Madre Tierra y las generaciones futuras. La movilización de las mujeres de esta semana es un paso adelante muy importante en la creación de una oposición efectiva a los ataques del régimen de Bolsonaro. La comunidad internacional tiene el deber moral de estar en la resistencia apoyando a estas mujeres indígenas defensoras de la tierra, que luchan por sus derechos, vidas y la selva tropical del Amazonas para el beneficio colectivo “.
El 14 de agosto, la Marcha de las Mujeres Indígenas terminó uniéndose a la Marcha Margaridas, una movilización de 100,000 trabajadoras rurales de Brasil. De la declaración final de la Marcha de las Mujeres Indígenas cabría resaltar intervenciones como: “Las mujeres, líderes, guerreras y portadoras y protectoras de la vida, nos mantendremos firmes y lucharemos contra los problemas y violaciones que afectan nuestros cuerpos, nuestros espíritus, nuestros territorios. Al difundir nuestras semillas, nuestros rituales, nuestro lenguaje, buscamos garantizar nuestra existencia. Nos oponemos totalmente a las acciones del gobierno actual, que ha hecho explícita su intención de exterminar a los Pueblos Indígenas. Este gobierno ha hecho de la explotación genocida de nuestros territorios por capital su objetivo. Esta forma de gobernar pretende arrancar un árbol del suelo y exponer victorioso sus raíces hasta que todo él se seque. Vivimos con un fuerte arraigo a la tierra, porque ahí es donde buscamos a nuestros antepasados, y la tierra proporciona nuestro alimenta y nos dota de vida. Por eso, para nosotros, la tierra no es un bien que se pueda vender, comerciar o explotar. Nuestro territorio es nuestra vida, nuestro cuerpo y nuestro espíritu".
Célia Xacriabá, de Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil, habló así sobre la marcha: “Por primera vez en la historia, una marcha de mujeres aborígenes en Brasilia convoca a más de 100 pueblos diferentes con más de 2,000 mujeres presentes. Este es un movimiento que no solo tiene una importancia simbólica, también histórica y política. Cuando intentan quitarnos nuestros derechos, no nos conformamos con defender solo nuestros territorios. Tenemos que ocupar espacios más allá de nuestros pueblos, como espacios institucionales y tener representación política. Hacemos un llamado a la comunidad internacional para que nos apoye, difunda nuestras reivindicaciones y lucha contra el genocidio legislativo actual; donde nuestro propio gobierno está autorizando la matanza y etnocidio de los Pueblos Indígenas. Esta también es una oportunidad para unir nuestras voces para denunciar el ecocidio de este gobierno, donde el asesinato de la Madre Naturaleza es una de nuestras preocupaciones colectivas".
Foto por Midia India.