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TRABAJANDO HACIA EL CAMBIO: ​​​​​​​ADRIANA HERNÁNDEZ, ASISTENTE EJECUTIVA

Adriana Hernández (Maya K’ich’e), se unió a Cultural Survival en abril como asistente ejecutiva. Ella nació en las tierras altas occidentales de Guatemala en Quetzaltenango, también conocidas como Xela o Xelaju. “Vengo de una familia de ocho miembros. La vida con una gran familia siempre ha sido muy alegre. Uno de los mejores recuerdos que tengo es cuando mi madre, a los 45 años, intentaba aprender a leer y escribir por primera vez. Las dos estábamos comenzando el proceso de aprendizaje. Me encantó ir a la escuela. Tenía curiosidad sobre la naturaleza, las plantas y la geografía, y asistir a la escuela satisfizo mi curiosidad. Más tarde, mis padres me animaron a seguir estudiando en la escuela secundaria en una institución religiosa solo para mujeres. Estoy agradecida por esta experiencia, ya que aquí es donde comencé a comprender los problemas que enfrentan las mujeres en una sociedad conservadora”, recuerda.
 

Mientras obtuvo su Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Rafael Landívar en Guatemala, Hernández participó en un Programa Global de intercambio de pregrado, continuando sus estudios en Ciencias Políticas en Juniata College, en Pennsylvania. Más tarde trabajó como profesora asistente en la Universidad Rafael Landívar, tiempo durante el cual se ofreció como voluntaria en un programa educativo para jóvenes y adultos mayores en riesgo en el Instituto Guatemalteco de Educación Radiofónica. "Durante mi tiempo en la universidad, me di cuenta de que muchos problemas en Guatemala eran estructurales, y que trabajar para nuestras comunidades iba a ser difícil, pero no imposible", dice.
 

Hernández ve la violencia como uno de los mayores problemas que afectan a las comunidades indígenas de hoy en día, especialmente a las mujeres. “La violencia en Guatemala tiene raíces en un sistema patriarcal, racista y excluyente. Todas estas raíces juntas producen abuso y agresión, afectando la dignidad humana y creando conflictos a nivel personal, familiar y comunitario. El tejido social y político roto está haciendo que nuestros valores culturales sean olvidados, creando menos armonía y falta de sentido colectivo. Según mi experiencia, considero que la educación y el acceso a la información son vitales para nuestras comunidades para que podamos organizar ideas, hacer nuevos planes y convertir estas ideas en acciones. Nosotras, como mujeres aborígenes, somos constantemente víctimas de "comportamientos normalizados" que han hecho de la violencia algo que es parte de Guatemala. Si conocemos los recursos legales con los que podemos contar, podemos protegernos. A través de talleres de liderazgo como los que promueve Cultural Survival, las mujeres indígenas pueden compartir un sentido de hermandad y ser parte de una gran familia. El trabajo de Cultural Survival en términos de defensa es vital para nuestras comunidades aborígenes. Es importante fortalecer y apoyar las iniciativas de las comunidades locales”, dice ella.

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Hernández le da crédito a sus padres por haberla inspirado más: “Sé que las condiciones de vida y las oportunidades que tuvieron fueron diferentes y menos cómodas que las que tuve. Sin embargo, nunca olvidaron sus objetivos y aspiraciones. Me inculcaron la creencia de que la educación era crucial, que a través de la educación podemos cambiar la opresión y los sistemas patriarcales. Fue difícil cambiar el modelo conservador en mi familia, pero mis padres están ansiosos por seguir aprendiendo y cambiar algunas ideas que nos beneficiarán como familia y como comunidad. Estoy muy orgullosa de que hayan podido encontrar sus propios recursos y continuar educándose. Algunos de mis mejores momentos ahora son compartir ideas sobre filosofía y política con mi padre".
 

Al reflexionar sobre su tiempo hasta ahora en Cultural Survival, Hernández dice: “Me he sentido motivada e inspirada. Es increíble tener compañeros de trabajo motivados con una sola visión. Cuando te apasiona tu trabajo, se vuelve contagioso. Me encanta estar en un entorno donde me siento apreciado como persona, como mujer, y donde se valoran mis logros, mi trabajo, mi idioma, mi cultura y mis raíces".

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