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Alto a la violencia contra las mujeres y niñas Indígenas

Por Adriana Hernandez (Maya K'iche', Equipo de CS)

Según informes de ONU Mujeres, una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de violencia sexual o física. La violencia contra las mujeres y las niñas ocurre en diferentes contextos, incluyendo en tiempos de paz y conflicto, desastres naturales, crisis humanitarias y pandemias. Puede ocurrir dentro de la familia o comunidad, o fuera en la sociedad en general. 

Las múltiples formas de violencia contra las mujeres y las niñas, ya sea física, sexual, espiritual, cultural, emocional, psicológica, verbal o económica, tienen sus raíces en las estructuras de poder patriarcales. El racismo, la exclusión y la marginación son el resultado del colonialismo. Gran parte de esta violencia e injusticia es causada por una interrupción en la continuidad de los valores y tradiciones ancestrales que mantienen unidas a las comunidades Indígenas.

Las mujeres Indígenas están al frente de una lucha constante por sus derechos. Con frecuencia enfrentan barreras para acceder a servicios básicos como servicios de salud, transporte, comunicaciones y educación. Las brechas salariales de género son una forma de violencia económica contra las mujeres, junto con la falta de acceso a la tierra en comunidades donde la propiedad no es colectiva.

A largo plazo, la falta de educación afecta la capacidad futura de una mujer para lograr la independencia económica y potencialmente liberarse de situaciones de violencia económica. El impacto de los megaproyectos e industrias extractivas contribuyen aún más a la violencia física, emocional y cultural. Estas desigualdades se agravan cuando las mujeres Indígenas, que han sido marginadas durante mucho tiempo, experimentan violencia basada en su cultura, idioma o espiritualidad.
 

Comunidades resilientes en la Cuenca Amazónica

Cultural Survival se compromete a contribuir a comunidades más resilientes apoyando directamente el liderazgo de las mujeres Indígenas; continuaremos promoviendo sus voces de acuerdo a sus valores Indígenas. Nos esforzamos por apoyar a las mujeres Indígenas para que sean quienes toman decisiones y sean las protagonistas de sus propias historias y asuman los roles participativos que merecen y sean elegidos por ellas. A través de nuestro programa de Desarrollo de Capacidades, nuestro objetivo es apoyar el liderazgo, las capacidades técnicas, las decisiones, las luchas, la sanación y las victorias de las mujeres Indígenas.

Como parte de nuestros esfuerzos, de junio a septiembre de 2022, Cultural Survival organizó una serie de talleres en línea dedicados a mujeres Indígenas en la cuenca Amazónica con el fin de desarrollar sus capacidades técnicas para continuar defendiendo sus territorios través de herramientas como la radio, fotografía y redes sociales, y a su vez formaron una red de mujeres Indígenas fuertes y resilientes.

Las 13 sesiones virtuales estuvieron dirigidas a mujeres Indígenas defensoras de la vida y la tierra originarias de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Brasil. El objetivo fue crear un espacio seguro para que las mujeres Indígenas líderes y defensoras de la tierra se reunieran y compartieran conocimientos y experiencias y fortalecieran acciones para desarrollar planes de trabajo en sus comunidades.

Fotografía por Indira Vargas del Ecuador, presentada durante la sesión de herramientas audiovisuales.

Nuestras tierras ancestrales y los cuerpos de las mujeres Indígenas están intrínsecamente conectados; para defender nuestros territorios, debemos defender nuestros propios cuerpos. “Nosotras, como mujeres, sentimos lo que sienten nuestras tierras porque damos vida. Así como nuestras tierras tienen vida y nacen las plantas, todos los seres vivos... Las mujeres damos vida. Cultivar nuestra tierra nos da la claridad que necesitamos para ver cuando nos sentimos maltratadas. Cuando la gente dice algo malo sobre la selva, la tierra o los Pueblos Indígenas, rabia surge en mí. Con ese enfado me defiendo, porque cuando [la gente] habla [mal] de la selva, de la tierra, de las mujeres, me están maltratando. Por eso estoy aquí hoy, para aprender de otras mujeres y ver qué podemos hacer para salvar nuestra selva, tierra y territorio”, dijo Ofelia Salazar (kichwa).

Otras participantes expresaron cómo conectarse con otras mujeres fuertes las ayudó a alzar la voz y comunicar su mensaje. Luz Hermilia Arango (inga) dijo: “Las mujeres Indígenas y amazónicas necesitamos profundizar la conversación sobre el territorio, la territorialidad, la tierra y nuestros cuerpos para contarle al mundo lo que vivimos, lo que sentimos, nuestras realidades y nuestras constantes luchas por resistir los proyectos extractivistas. Esos proyectos amenazan nuestros sistemas de vida y biodiversidad y amenazan a nuestros Pueblos y Naciones Indígenas en todo el mundo. Compañeras, seamos ese fuego para seguir en la lucha sin parar. Esta resistencia comienza con nosotras las mujeres”.

Fotografía por Ofelia Salazar del Ecuador, presentada durante la sesión de herramientas audiovisuales.

Nuestros saberes ancestrales, cuerpos, memorias históricas y territorios fueron algunos de los elementos que se tejieron en la conversación. Si nuestro territorio es saludable y próspero, nuestros cuerpos serán iguales, y cuando nuestros cuerpos estén mejor, nuestra conexión y cuidado de nuestra memoria histórica y ancestral será más fuerte. Bárbara González, coordinadora de capacitación del Centro de Recursos para Mujeres de West Central, explicó: “La relación intrínseca entre las mujeres y la naturaleza se interrumpe cuando las industrias extractivas perturban a las comunidades y los ríos y lagos se contaminan; cuando esos ríos y lagos están contaminados, las personas que viven cerca beben agua contaminada. Esa agua contaminada es la que usamos para cocinar, beber y lavar nuestra ropa. La acción disruptiva de cómo los megaproyectos interrumpen la conexión entre las familias Indígenas y la naturaleza nos enferma el cuerpo, y nosotras transmitimos estas enfermedades a nuestros hijos”. “Al enfrentar la violencia, los jóvenes Indígenas no quieren hablar nuestro idioma. La contaminación ambiental también ha contaminado nuestras culturas”, agregó Salazar.

Nuestros cuerpos reflejan nuestras luchas, pasiones, preocupaciones y resistencias, y en los talleres consideramos profundamente los efectos de la violencia en nuestros cuerpos y culturas. Acordamos que nuestros cuerpos son un mapa que muestra nuestra historia. Nuestros cuerpos reflejan tanto experiencias positivas como traumas, y esos traumas se transmiten a las generaciones más jóvenes. Rosa Pachuri (chiquitana) reflexionó: “Así como nuestros cuerpos sufren violencia, así como nuestros cuerpos son violados, así son violadas nuestras tierras y territorios. Cuando esto sucede, las mujeres son las más afectadas”.

Fotografía por Sonia Oliver de Bolivia, presentada durante la sesión de herramientas audiovisuales.

“Sabemos que los casos de violencia sexual aumentan cuando las empresas extractivas [y el alcohol] ingresan a las comunidades. La dinámica interna de la comunidad comienza a cambiar, lo que pone a las mujeres y las niñas en mayor riesgo. Compañeras, nadie va a cuidar su casa mejor que una misma, y nadie va a cuidar el territorio mejor que una misma; por eso los y las líderes y lideresas de las comunidades son tan importantes y necesitan estar empoderados para que custodien sus territorios. Los organismos internacionales, el gobierno y los actores institucionales son importantes, pero el poder de la defensa territorial radica en el empoderamiento de las comunidades. Y para que las comunidades se empoderen, los individuos; las mujeres tienen que estarlo”, dijo González.

Escuchar a las defensoras de la tierra de la Cuenca Amazónica compartiendo sus historias sobre cómo se abusa de sus territorios es el primer paso para romper el ciclo de violencia contra la tierra y nuestros cuerpos. Las herramientas de comunicación como las redes sociales, la fotografía, los videos y la radio son espacios importantes y poderosos donde las voces de las mujeres son muy necesarias. Cuando las mujeres informadas defiendan sus derechos, estas mismas mujeres rechazarán colectivamente las relaciones de poder desequilibradas y la violencia.

Las participantes de los talleres comentaron cómo este proyecto les ayudó a comprender la realidad de otras mujeres que luchan por encontrar espacios de liderazgo y lidiar con los problemas que enfrentan sus comunidades. Expresaron su satisfacción por la experiencia de conocer a otras mujeres de diferentes regiones y reconocieron el valor de incluir tanto un componente técnico como la oportunidad de conectarse con otras mujeres que realizan un trabajo significativo en otros territorios.

Cultural Survival rechaza todas las formas de violencia, y específicamente la violencia contra las mujeres. Consideramos fundamental reconocer y celebrar las contribuciones de las mujeres a la vida social, económica y política de sus comunidades. Reconocemos que la participación de las mujeres es esencial para los movimientos de resistencia Indígena. Las mujeres, madres, hermanas y ancianas Indígenas, en su rol de cuidadoras y dadoras de vida, son responsables de asegurar una alimentación saludable; proporcionar medicinas tradicionales y prácticas curativas; sostener las economías de los hogares; y el cuidado de las tierras, aguas y lugares sagrados. La transmisión de los Conocimientos Tradicionales y las prácticas Indígenas con la tierra nutren la vida de todos los seres vivos.

Como grupo de mujeres Indígenas defensoras de la tierra unidas en un espacio virtual, reconocimos que si nuestras tierras y territorios están sanos, nosotras estamos sanas. Creemos que abogar por la participación de las mujeres Indígenas y considerar la interseccionalidad entre el género y las cosmovisiones Indígenas es crucial para el bienestar general de nuestras comunidades. Acordamos lo vital que es incluir las voces de las mujeres Indígenas como importantes y valientes actores políticos en la resistencia y defensa de la tierra.