Por Verónica Aguilar (Mixteca, Equipo de CS)
Yesenia Montes, del colectivo Puriyninchik, que gestiona una biblioteca y una editorial cartonera, nos cuenta en entrevista por qué empezaron a editar libros en quechua. El trabajo del colectivo representa un excelente ejemplo de la apropiación de la escritura y las técnicas editoriales para fines comunitarios, de aprovechamiento colectivo y de creación de comunidad, lejos de los intereses económicos y el elitismo que se ha creado alrededor de la lengua escrita y la cultura libresca. Los materiales que el colectivo produce se están usando desde el primer momento, pues hay cercanía identitaria y cultural entre la comunidad y el libro.
"En una comunidad rural, me di cuenta de que, después de leer un libro en español, los niños comentaban la lectura en quechua. Entonces me pregunté cómo es que no teníamos libros en quechua en esta biblioteca". La suya es una biblioteca itinerante que se transporta en un retablo de madera, expresión del arte tradicional de la zona de Ayacucho, Perú. El papá de Yessenia, que era carpintero, diseñó el retablo de manera que se cierre sobre sí mismo como una maleta y así sirve tanto para resguardar los libros durante el transporte como para llamar la atención y conectar con la identidad local quechua.
Luego de identificar la necesidad de integrar libros en su idioma, quisieron conseguir algunos. "Ingenuamente creí que podía comprarlos, así que volví a la ciudad y busqué literatura infantil [en quechua]. Me frustré porque no encontré. Es increíble: tenemos 200 años de supuesta libertad y aún no se ha publicado literatura infantil de calidad que cuide la ilustración, el texto, el juego, la rima, en nuestras lenguas originarias".
Así fue como decidieron crear sus propios libros, pero no solo los miembros del colectivo, sino con la participación de todo el público interesado y, sobre todo, de los niños. "Queremos libros que inspiren a los niños a crear y romper el molde, que sepan que también pueden ser protagonistas, decir de maneras creativas lo que piensan y lo que sueñan". Los miembros del colectivo se presentan en lugares públicos para realizar lecturas en quechua y enseñar a hacer libros cartoneros. Invitan al público a leer y a crear, y, sobre todo, quieren que los niños se animen a escribir y publicar sus historias.
Los miembros de Puriyninchik llevan 4 años trabajando en lo que llaman su "editorial cartonera", la cual publica libros con todo tipo de materiales, como cartón, lana, dibujos a mano y prácticamente cualquier material que se tenga al alcance, incluso de reciclaje. Los libros, económicos pero de gran calidad, tienen registro ISBN y se concentran en tirajes pequeños, pues el trabajo a mano requiere tiempo y dedicación. Han publicado en quechua, en español y también tienen ediciones bilingües.
El colectivo también gestiona una biblioteca en la ciudad de Huamanga, donde tienen una colección de libros organizados de una manera no tradicional: se separan por estantes según el tipo de lector a que están dirigidos. Hay libros con más o menos texto, con más o menos ilustraciones, libros de solo imagen, libros en braile. El objetivo es que la biblioteca sea un espacio abierto de exploración, donde los lectores pueden animarse a abrir cualquier libro y usarlo para sus propios fines.
En la entrevista, Yesenia nos comparte un libro muy especial para ella: Pichqa Chiwchicha (cinco pollitos). Es una historia inspirada en una historia española sobre unos patos. "Adapté la historia con pollos, que es más cercano culturalmente. Puse cosas que en mi mundo andino me daba terror que les pasara a mis pollitos. Entonces le puse música y recordé todas las canciones con las que crecí".