El pertame o arrernte del sur es una lengua Indígena australiana que pertenece al sur rural de Alice Springs en el centro de Australia. El pertame es un idioma en grave peligro de extinción, con apenas entre 10 y 20 ancianos que todavía están con nosotros y que lo hablan con fluidez. La generación de los abuelos y bisabuelos del pueblo pertame creció en sus tierras de origen hablando este idioma como primera lengua todos los días, con su familia extendida unida como una sola. Debido a la historia colonial del centro de Australia, el pertame ya no es el idioma hablado en los hogares de la mayoría de las familias pertame, ni se enseña a los niños como su primer idioma. Sin acciones serias, se perderá dentro de la próxima generación.
Nuestro programa de revitalización del pertame tiene como objetivo darle vida preparando a la próxima generación de hablantes fluidos, con el objetivo de crear una comunidad culturalmente fuerte, conectada y próspera. Todo nuestro programa lingüístico está dirigido por fuertes mujeres pertame, porque somos quienes estamos criando a los niños, quienes son el futuro de nuestro idioma.
Nuestra matriarca, Christobel Swan, es la columna vertebral de nuestro programa. Tiene recuerdos de haber recibido castigos físicos en la escuela por hablar su lengua, pero nunca la olvidó. Siempre la escuchaba decir: “¿Por qué debería hablar inglés? Ese no es mi idioma”. Formó parte del primer grupo de intérpretes aborígenes en Australia, trabajando durante 30 años en tribunales, hospitales y con la policía para traducir para los aborígenes. También co-creó la primera lista de palabras pertame en la década de 1990, cuando el mundo lingüístico no lo reconocía como un idioma propio. Hoy, a los 75 años, Swan está con nosotros todos los días, regalándonos nuestro idioma; acaba de ser galardonada con el prestigioso honor de Anciana del año, del Comité de Observancia del Día Nacional de los Aborígenes e Isleños para 2021.
Mi pasión por el lenguaje creció al mismo tiempo que mi conexión con Nana Chrissy. Crecí en Canberra y me mudé a Alice Springs cuando tenía 20 años. Me ofrecía como voluntaria todas las semanas, uniéndome a mi nana y a un lingüista en su trabajo para grabar el Pertame. Tenía tanta sed de escuchar y aprender mi lengua de herencia, a la que nunca estuve expuesta mientras crecía. Eventualmente asumí más responsabilidad en el programa lingüístico, trabajando con mi tía para dirigir algunos campamentos comunitarios del idioma en nuestra tierra natal. Sin embargo, sabía que cuatro campamentos de fin de semana al año no eran suficientes para salvar nuestro idioma. Sabía que faltaba algo.
En 2019, mi nana y yo fuimos invitadas por Halay Turning-Heart (seminole y yuchi), shUshpa Richard Grounds y el Caucus Mundial de Lenguas Indígenas al Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas en Nueva York. Allí asistí a su capacitación en programas de maestro-aprendiz. El programa de maestro-aprendiz (MAP) es un método líder en el mundo en recuperación de lenguas Indígenas, desarrollado por las comunidades Indígenas en California. El modelo MAP cría nuevos hablantes fluidos a través de sesiones de inmersión oral intensiva con hablantes mayores (el maestro) y estudiantes adultos (aprendices). Los ancianos y los aprendices deben pasar de 10 a 20 horas juntos cada semana, hablando solo en su idioma Indígena, para recrear la transmisión intergeneracional natural que los bebés reciben al adquirir su primer idioma de sus entornos familiares.
Llevé el conocimiento que obtuve en Nueva York a nuestra comunidad, que estaba entusiasmada con probar el programa. Inmediatamente, la metodología del programa hizo eco entre nosotros, por estar tan alineado con las cosmovisiones pertame de conocer y enseñar, y que valoraba, por encima de todo, la sabiduría de los ancianos y la transferencia de conocimiento intergeneracional de “boca a boca”.
Nuestro equipo MAP está formado por nuestra maestra mayor, Nana Christobel Swan, y mis dos tías Auriel Swan y Leeanne Swan, mi prima Samantha Armstrong, mi sobrina Shania Armstrong y yo como aprendices. En ese rol, cada pedacito de pertame que aprendemos, lo compartimos con las generaciones más jóvenes. Llevamos a cabo programas de vacaciones y clases para niños en dos escuelas primarias en Alice Springs y llevamos el idioma a casa para compartirlo con los niños de nuestros hogares. A ellos les encanta ver a su familia venir a su escuela para que puedan aprender su propio idioma y cultura.
Niños jugando juegos de palmas en Pertame como parte del programa de la Escuela Primaria de Pertame. Foto de Emmanuelle Clarke.
Llevando el pertame a casa
Finalmente nos dimos cuenta de que no era suficiente enseñar a los niños en la escuela, solo para que se fueran a casa para estar rodeados de la lengua colonial nuevamente. Necesitábamos llevarlo a los hogares, a donde pertenecía. Comenzamos una clase informal para adultos en el patio trasero de mi tía para centrarnos en enseñar a las madres y nanas de nuestros estudiantes algunas frases clave que podían decir todos los días a sus hijos en el hogar. Comenzamos con frases como: “¿Dónde están tus zapatos?”, “Levántate para ir a la escuela” y “Vete a la cama”. La generación adulta consiste principalmente de hablantes silenciosos que entienden pertame pero que son incapaces de reproducirlo, por lo que están muy familiarizados con todas las frases. Veo un proceso de curación importante con las mujeres, ya que finalmente se dan permiso entre ellas y a sí mismas para poner el idioma en sus lenguas, sea o no de forma perfecta. Una lección importante que aprendí en Nueva York es que “la única manera de hablar mal tu idioma es no hablarlo en lo absoluto”.
En Australia, nuestro mayor desafío es asegurar los fondos suficientes necesarios para hacer este trabajo. El único financiamiento gubernamental específico para las lenguas Indígenas al que podemos acceder son las subvenciones del Programa de Lenguas y Artes Indígenas. Uno de los objetivos del programa es apoyar la transmisión intergeneracional de las lenguas Indígenas, pero el criterio para lo que financian es producir un recurso, algo que puedan tener en sus manos y decir “miren lo que hicimos por sus idiomas”. Nos es muy difícil hacer que el gobierno financie un proyecto enfocado en la creación de un nuevo hablante fluido, que es un proceso mucho más largo y que requiere más recursos.
Nadie en Australia habla de la creación de nuevos hablantes fluidos ni de lo que realmente significa reintroducir nuestros idiomas como la palabra hablada de nuestras comunidades y culturas. Estamos casi satisfechos con dar a nuestros hijos un poco de conocimiento del idioma y con dejar que el idioma de nuestros mayores viva en grabaciones y archivos. Hay 78 idiomas australianos en la misma posición que el pertame, con pocos hablantes fluidos, todos dentro de la generación más antigua. No podemos permitir que los últimos valiosos momentos de nuestros portadores lingüísticos que están con nosotros, se agoten trabajando con personas ajenas a la comunidad, creando un diccionario. Tenemos que pensar críticamente sobre cómo podemos revivir nuestra transmisión intergeneracional antes de que más idiomas se duerman; y la respuesta está dentro de nuestra cultura. Nuestras lenguas fueron orales, transmitidas de generación en generación durante más de 60 000 años. Una app no nos va a salvar; nuestros ancianos lo harán. El gobierno australiano debe reconocer la crisis en sus manos con la desaparición de nuestros idiomas restantes y redirigir los recursos hacia la inmersión lingüística y el esfuerzo concentrado en la creación de hablantes fluidos a través de la enseñanza lingüística intergeneracional “boca a boca”.
Todos los días soy bendecida con el honor de sentarme con mi nana, mis dos tías, mi prima y mi sobrina para escuchar mi idioma en su forma completa. Aprendo mi lengua a través de la alegría, las bromas, las risas, los chismes, la frustración, las peleas, la familia y, sobre todo, el amor. No hay lugar en donde nuestros idiomas tengan más sentido que en nuestra comunidad. Las palabras obsoletas en una página o un clip de audio no se acercan a la forma en que experimento mi idioma y quiero que todos los jóvenes Indígenas que aún tienen a sus hablantes fluidos con ellos experimenten este regalo.
Sé que cada momento que tenemos en nuestras sesiones de maestro-aprendiz es fugaz. Nuestros ancianos no estarán aquí para siempre, así que aprecio cada valioso segundo. Cada vez que otro anciano o anciana pertame fallece, siento una gran pérdida. Muchas veces he estado en funerales, llorando su pérdida y preocupándome por el futuro de nuestro idioma. Pero luego escucho que su tataranieto acaba de nacer y sé que nunca perdemos realmente sin ganar, y que nuestra cultura tiene un pasado fuerte y un futuro igualmente fuerte.
Nwerna Pertama Relha Mapa
Nwerna nhanhala kweta nema
Nwernaka ngetya itya yerrema
Somos gente Pertame
Siempre hemos estado aquí
Nuestro idioma nunca morirá
En cada clase de pertame hacemos que los niños reciten este canto. Cuando les pregunto “¿por qué nuestro idioma nunca morirá?”, me dicen “porque todavía lo estamos hablando”.
Kela marra
— Vanessa Ngala Farrelly (Pertame arrernte del sur) actualmente trabaja en el Instituto Batchelor de Educación Terciaria Indígena como directora de investigación del pertame dentro del Centro de Lenguas Australianas (CALL). También es estudiante de la maestría de investigación dentro del programa de posgrado del Instituto Batchelor y coordina el Programa de Recuperación de la Lengua Pertame, el único Programa maestro-aprendiz (MAP) activo en Australia.
Foto superior: miembros de la familia Pertame durante una clase de idiomas para adultos en Alice Springs. De izquierda a derecha: Brittany Swan, Sharlene Swan, Leeanne Swan, Kayla Dashwood, Michelle Swan, Abby-lee Dodd, Justyse Nandy, Auriel Swan, Shania Armstrong, Christobel Swan, Sumaiya Nandy, Samantha Armstrong, Diandra Armstrong y Max King. Foto por Vanessa Farrelly