El maíz ha sido el alimento básico principal que ha sostenido a las culturas Indígenas durante milenios, y por esa razón, los pueblos originarios lo consideran una planta sagrada que contiene conocimiento e historia y no debe ser mercantilizada. El maíz crece en diversas condiciones y altitudes, pero los territorios Indígenas están siendo amenazados por megaproyectos y políticas que benefician a las corporaciones. El cambio climático está afectando aún más los sistemas alimentarios, haciendo que los cultivos sean más vulnerables y provocando cada vez más el abandono del campo por las comunidades Indígenas. El maíz genéticamente modificado y las leyes que promueven su cultivo son uno de los principales factores que socavan el conocimiento Indígena sobre el maíz. El despojo de tierras y agua a las comunidades, para abastecer megaproyectos extractivos, como proyectos de minería, petróleo y transporte, pone en serio riesgo a las comunidades en riesgo. A pesar de estos problemas, se están llevando a cabo diversas estrategias a nivel local e internacional. A nivel local, las comunidades Indígenas están reivindicando y promoviendo sus conocimientos tradicionales y formas de producción, adaptando nuevas estrategias productivas para fertilizar la tierra y utilizar métodos naturales para el control de plagas. El trabajo diario en el campo es exigente; antes de llegar a conservar el maíz, hay que sembrarlo, cuidarlo y cosecharlo. Las comunidades Indígenas y campesinas realizan este trabajo todos los días, a pesar de los bajos precios del maíz y la pérdida de cosechas que se dan por el cambio climático.
Diversidad de variantes de maíz cultivado (Maíz Ajo, Maíz Negro, Amarillo y Sangre de Cristo).
La Asamblea de los Pueblos Indígenas por la Soberanía Alimentaria (APISA), con sede en México, es una alianza de pueblos y organizaciones Indígenas, que tienen como objetivo promover y proteger los derechos de los Pueblos Indígenas y fortalecer sus capacidades para lograr la soberanía alimentaria a través de la agroecología, la autodeterminación y promover el arraigo en la cultura y la identidad. Gracias a una subvención del Fondo Guardianes de la Tierra, APISA organizó la 4ta Conferencia Internacional de Maíz Indígena y la 22a Feria de Maíz y Semillas Nativas del 7 al 8 de marzo de 2019, en la comunidad de Vicente Guerrero, Tlaxcala, México. La Conferencia reunió a 120 agricultores Indígenas, guardianes de conocimientos, activistas por la soberanía alimentaria, líderes tribales, jóvenes y personas ancianas de Guatemala, Panamá, México, Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Puerto Rico, Estados Unidos y Canadá. Los participantes compartieron información, semillas, conocimientos tradicionales y estrategias para proteger el maíz y otros alimentos tradicionales. Para fortalecer todo el trabajo comunitario, a nivel internacional organizaciones e individuos abogaron por establecer políticas internacionales para proteger el maíz, los derechos Indígenas y las tierras. Los participantes compartieron información, semillas, conocimientos tradicionales y estrategias para proteger el maíz y otros alimentos tradicionales. Para fortalecer todo el trabajo comunitario, a nivel internacional organizaciones e individuos abogaron por establecer políticas internacionales para proteger el maíz, los derechos Indígenas y el territorio.
Feria del maíz organizada por la Asamblea de Pueblos Indígenas por la Soberanía Alimentaria en Tlaxcala, México.
Alicia Sarmiento Sánchez:
Durante los últimos cuatro años hemos estado trabajando la agro-biodiversidad y soberanía alimentaria con comunidades Indígenas y campesinas que tiene sus raíces en la siembra de maíz nativo. Estamos creando módulos de capacitación para líderes comunitarios y así poder multiplicar este conocimiento. En estos módulos enseñamos conservación de suelos y agua, selección, mejora y protección de semillas nativas. Tocamos temas como la fertilización con productos agroecológicos y el uso y conocimiento de plantas medicinales. En APISA promovemos la dieta a base de maíz y el rescate de la comida prehispánica, en las comunidades Indígenas y campesinas de los estados de Quintana Roo, Oaxaca, Estado de México, Tlaxcala y Sonora.
Hemos estado defendiendo el maíz durante muchos años. También soy parte del grupo Vicente Guerrero en Tlaxcala, y desde allí también trabajamos para proteger el maíz. En este momento, nos estamos enfocando en la ley federal del maíz con el apoyo de muchas organizaciones. La Ley Federal para la Promoción y Protección del Maíz Nativo es una ley aprobada tanto por el Senado como por los diputados federales. Esta ley tiene tres objetivos esenciales: el primero es reconocer el maíz nativo como patrimonio cultural nacional, declarando como imprescindibles las actividades conexas asociadas a su cultivo. Esto es parte del derecho reconocido en el artículo 4 de la Constitución mexicana; esta nueva ley reafirma indicaciones de artículos de la Constitución. Otro objetivo de esta ley es reconocer el maíz nativo como patrimonio alimentario nacional, declarando obligatoria su protección y todo lo relacionado con su producción, comercialización y consumo.
El Estado debe garantizar el derecho humano a una alimentación suficiente, de calidad y nutritiva; esto también se establece en el artículo 4 de la Constitución. Esta ley nos otorga el derecho a una alimentación sana y nutritiva. También establece mecanismos institucionales para facilitar el cumplimiento de sus objetivos, y busca crear un Consejo Nacional del Maíz para supervisar la puesta en práctica de esta ley. Creo que permitirá que nuestras semillas de maíz, y especialmente las nativas, no se modifiquen. Esto tiene que ponerse en marcha desde la base Indígena y campesina. Tenemos que proteger lo que es nuestro, porque si permitimos esta ley de modificar la variedad de plantas, imaginen lo que tendríamos que enfrentar —perderíamos muchas cosas. No importa si el libre comercio pasara, porque esta ley se quedaría.
En este momento estamos pendientes de la ejecución de la ley y de cómo va a ser el proceso de nombramiento de miembros del Consejo Nacional del Maíz Nativo. Es muy difícil que todos estemos presentes en este consejo, y queremos asegurarnos que personas de confianza y comprometidas formen parte de él. También hay propuestas para crear consejos estatales y municipales, y así dar mayor protección al maíz. No queremos dejarlo solo en manos de un consejo nacional, tenemos que tener consejos estatales, municipales y, si podemos, algunos consejos comunitarios.
Tlacoyos hechos de maíz morado por mujeres de Maíz de Colores.
Una de las cosas importantes es tomar conciencia de cómo la ley se aplica, y garantizar el sentido del maíz como patrimonio alimentario y cultural, que representa desde nuestros derechos como Pueblo, hasta el derecho a la cultura y la gastronomía. Los Pueblos Indígenas y campesinos deben ser conscientes de que nuestro maíz realmente tiene un valor ancestral. Nuestra comida es como un hermano, un padre, una madre para nosotros, y tenemos que seguir cuidándola y protegiéndola. El gobierno tiene la obligación de cumplir con lo que dice esta ley. Tiene que apoyar los bancos de semillas nativas, apoyar a nuestras familias campesinas y a nuestras hermanas y hermanos, de esta manera nuestro país tendrá ese valor añadido por muchos años.
Es de gran importancia que nuestro conocimiento ancestral y la sabiduría de nuestros Pueblos estén protegidos. Es importante señalar que muchos colegas no están de acuerdo con la ley, no porque no estén de acuerdo con el contenido, sino porque en México estamos llenos de leyes que a veces solo se registran en los libros y luego no se implementan. Creo que es responsabilidad de cada uno de nosotros ver y exigir que se cumplan estas leyes y que realmente beneficien nuestra soberanía alimentaria. Ante esta pandemia, sabemos que, si no producimos nuestros propios alimentos, no sobreviviremos a esta crisis que aún está por venir.
Arriba-foto: Celerina Tzoni Solís, miembro del colectivo de mujeres Maíz de Colores, con Sócrates Vásquez García (Ayuujk Jääy), Coordinador de Subvenciones a Medios Comunitarios de Cultural Survival.