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¡Chayamun uñanchick!: Cliver Ccahuanihancco Arque

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¡Chayamun uñanchick! (¡Llegó nuestro pequeño!) fueron las palabras que los abuelos de Cliver expresaron al saber de su nacimiento. Cuando Cliver vino al mundo, no solo significó cariño y celebración por el acrecentamiento de un integrante más a ese extenso grupo familiar de abuelos, hijos y sobrinos, sino también, una futura fuerza de trabajo para continuar con la tradición en la agricultura, ganadería, y acopio de lana de oveja que era el sustento básico de la tradición familiar. De pequeño, pastaba a los animales, espantaba los pájaros para que no se comieran las semillas de la siembra, o contaba la cantidad de mordidas que cada animal daba al comer (vacas, alpacas y ovejas) para encontrar la relación con la Pachamama (madre tierra),lo que finalmente le hizo entender, que tanto nosotros (seres humanos) como ellos (demás seres vivos), somos parte y coexistimos dentro y junto a ella.

Su amor a la tierra, lo hizo buscar un trabajo significativo; por ello, Cliver se unió a la familia de Cultural Survival recientemente como asistente de programas del Fondo Guardianes de la Tierra. Convertirse en un joven profesional luchador inició desde niño, pues había mucho trabajo y poco tiempo para disfrutar ser pequeño. Los padres de Cliver dicen: “Su niñez transcurrió de forma tradicional a nuestra cultura quechua, pero posteriormente él tuvo que mudar al plano urbano, donde la cultura originaria que le transmitimos no era una opción, ya que la violencia practicada contra nosotros fue tan cruel que nos hizo incluso decirle que no fuera ni se pareciera a lo que éramos, Indígenas, pues corría el peligro de ser excluido y discriminado también”. Aún así, Cliver no dejó de sentirse orgulloso de su identidad Indígena quechua, perteneciente al grupo étnico Colla dentro de la región Andina del Perú.

En 2009 ingresó a la facultad de Derecho en una universidad privada y simultáneamente, a la carrera de Antropología en una universidad pública. Cliver menciona al respecto: “Eran como dos mundos diferentes, por un lado una facultad elite, privada y de gente a los que mi familia llamaba Mistis (personas blancas mestizas de poder), y por  el otro lado, una carrera no muy conocida para ese entonces, y que albergaba gente rural, campesina e Indígena como yo. Esta experiencia le hizo entender que la balanza no era equilibrada y que existían algunas personas con más poder que otras. Desde ahí se interesó en la defensa de los Derechos Humanos y también de la defensa de los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas que va más allá de lo académico. “Para mí, se torna un estilo de vida”, agrega Cliver.

Nuestro asistente del fondo KOEF nos cuenta además que vive su identidad de forma flexible. Él menciona: “La identidad y la tradición son susceptibles al cambio y a la transformación, la diferencia se torna en que para entender esta dinámica, es necesario saber primero quién eres, y producto de ello fluctuar libremente en los procesos alternos, como por ejemplo ser peruano, ser cholo, ser mestizo, ser migrante, ser cosmopolita, etc. Sin embargo, uno no siempre puede vivir de acuerdo a su propia cosmovisión, como en el caso de los Indígenas en Perú, en donde el Estado peruano no ha respaldado y menos promovido su autodeterminación; de hecho, ha ignorado desde siempre la agenda Indígena y lucha por la representación política que busca un mundo más equitativo e igualitario para todos”. 

La lucha actual de los Pueblos Indígenas en Perú incluye la creación del registro de los pueblos en el sistema nacional de registros públicos, la titulación de propiedad de los pueblos sin cláusula de cesión de uso, la inclusión de una cuota del 30% de representatividad de Pueblos Indígenas y afroperuanos, la descriminalización y persecución de Indígenas, comuneros, ronderos, y finalmente, la asamblea constituyente dentro del país. “Puedo concluir sobre este punto sin equivocación, que más que hablar de un avance, existe un retroceso, que ve en la diversidad étnica un obstáculo de desarrollo a combatir y erradicar, lo cual se ha hecho espléndidamente desde el grupo político que gobierna en la actualidad mi país”, menciona Cliver.

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También menciona que le preocupan las luchas de los Pueblos Indígenas en el tema de justicia y salud, por lo que parte de sus experiencia incluye haber laborado dentro del Sistema de Salud del Perú en tiempo de pandemia, mencionando al respecto: “Durante mi trabajo ocurrieron eventos que me impresionaron: por un lado, un sistema de salud que intentaba (al menos en teoría) coberturar un derecho humano universal, pero que en realidad lo negaba. Un día ingresó al hospital donde yo trabajaba un paciente diagnosticado con Covid-19. Su caso era realmente grave y fue internado directamente al área de cuidados intensivos. La familia del paciente era de origen campesino, pero simulaban no serlo, por lo que proseguí a atenderlos y muy amablemente les pregunté qué deseaban. Lo primero que le dijeron, en tono muy molesto fue “¡Ya sabemos por qué nadie quiere traer al hospital a sus enfermos!”.

“La familia empezó a hablar en aymara, el idioma ancestral de su región, y entre llanto y rabia me indicaron que su familiar estaba mal y que los doctores no les daban mayor información. ‘Son fríos, parece que no sienten, y tampoco nos dejan verlo, solo le pedimos que no lo dejen morir solo y triste en este hospital’ me dijeron. Logré decirle a estas personas que nadie moriría, antes de que llegaran los guardias y los desalojaron rápidamente, pues sus ánimos ya estaban bastante caldeados”, comenta Cliver. “Me pregunté sobre mi función ¿Qué debía hacer? Claramente eran de una etnia distinta, sus ritos y costumbres eran diferentes y el sentido de cuerpo y muerte era totalmente divergente a la visión occidental. Esto me calificaba más que nunca como servidor y autoridad para ayudarlos, al final mi puesto era el de delegado intercultural”. 

Cliver comenzó a investigar el estado de éste y otros pacientes con situaciones similares y puso en marcha estrategias para acercar a sus pacientes y familias: las familias escribieron cartas a sus familiares, les hicieron dibujos expresando su afecto, y videos donde les daban ánimos. “Confieso que hice esto de manera clandestina, pero los pacientes mejoraron. Esto me dejó una lección: la comunidad no solo es un grupo de personas, sino una energía de personas que se forja, conectan y sana”. Aunque revela que lo amonestaron por dichas acciones, y que  tuvo que renunciar a su puesto, él confía en que actuó a favor del bienestar de aquellas personas que lo necesitaban.

Ahora, Cliver se encuentra en un ambiente distinto de trabajo. “Me da mucho gusto ser parte de una organización cuya convicción es real y no especulativa, su trabajo lo demuestra y puede ser corroborado. En Cultural Survival, los Indígenas trabajan y hacen mucho por otros Indígenas, sin recaer al paternalismo. Al unirme a este equipo, vengo a sumar fuerzas a este objetivo común, que es buscar honor y respeto para los Pueblos Indígenas y/u originarios del mundo y junto a ello transformarlo en algo mejor. Realmente me gustaría quedarme y crecer en Cultural Survival, pues es una institución que cumple mis expectativas no solo laborales, sino también mis expectativas de vida y acción para nuestros pueblos”.

Fotos por Cliver Ccahuanihancco.

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