Recuerdo vívidamente cuando tenía 13 años. Era un joven diminuto, afeminado y con gafas, nacido y criado en una comunidad pobre que ahora llamo campo de refugiados, un lugar llamado Lavender Hill, escondido detrás de Huri ǂOaxa o Table Mountain, un lugar donde se suponía que no debía vivir nadie. Nuestros antepasados no vivían en estas tierras de arena seca.
Nosotros creímos que en Sudáfrica, posterior a la segregación racial de 1994 sería el amanecer de nuestra !norasib, nuestra libertad. Nuestro pueblo khoi, que fue el primero en luchar contra los colonizadores, el primero en perder nuestra riqueza y nuestra libertad, y aquí estábamos, borrados de nuevo, atrapados en la lengua de nuestros esclavizadores holandeses, en una comunidad como tantas comunidades Indígenas de América, llena de incesantes disturbios entre bandas y un pueblo borrado de la vista, enterrado vivo.
Soy una persona formada en el vientre de una taras (madres) khoi, portadora del ADN más antiguo del mundo; víctima de la trata de seres humanos, fue enviada a ser esclava en los hogares de los colonizadores a los 16 años, como las demás mujeres khoi que la precedieron, encontrándose en //Hui!Gaes, o lo que los colonizadores llamarían más tarde Ciudad del Cabo, convertida en Cabo de los Tormentos, o también conocida como la "Taberna de los Mares", nuestro único paraíso corrompido y destruido por los colonizadores.
Luché por navegar en un mundo que me hacía sentir tan indigno, donde mi atracción por otro ser humano era antinatural e inmoral ante los ojos de Jesús y de su madre. Luché por encontrar mi camino entre un pueblo, en un libro que no se parecía ni a mi familia ni a mi comunidad, en un hogar donde la biblia ocupaba un lugar importante. Este libro con todos estos versículos de Sodoma y Gomorra, condenando a la gente como yo como "pecadores y sodomitas", palabras e identidades que mis aboxan o antepasados, nunca habían oído hablar antes de la llegada de los invasores de Europa, y que tienen el objetivo de mandarnos a las fosas de un infierno imaginario colonial.
Nunca quemaríamos a otro ser humano. Somos demasiado khoikhoi, gente de un pueblo guiada por la creencia de que eres una persona, que tu humanidad importa más y que eres digno de !goasib, o respeto. Desde muy joven conocí la depresión, el aislamiento y el odio a mí mismo. Mientras mis compañeros jugaban o simplemente disfrutaban de lo que parecía ser su existencia despreocupada, yo luchaba contra la autoaceptación, combatiendo en silencio lo que consideraba pensamientos inmorales y castigables. Creo que el silencio fue probablemente lo más duro. También fue una época de intenso acoso escolar. Todavía recuerdo mis años de escuela, sobre todo las palizas, las cicatrices y los insultos que nunca terminaban, el miedo a ir al baño, el aislamiento, como si yo fuera de alguna manera una persona enferma; con profesores cristianos y homófobos, muchos de los cuales no decían nada a pesar de presenciar el terror en mi cuerpo y mi mente. ¿Por qué iban a decir algo cuando su biblia justificaba mi opresión? Rezaba a Jesús, pidiéndole que me liberara de esos pensamientos "sucios", pero nunca me abandonaban.
Algunos de mis primeros recuerdos son de un paseo con un amigo, una persona khoi y homosexual, que fue apedreado por un grupo de jóvenes. Otro recuerdo que aún me persigue es ver a un joven, con los ojos llenos de tanta rabia y odio hacia mí, mirándome mientras me daba patadas en la cara con su balón de fútbol con todas sus fuerzas. Mi nariz sangraba, mis gafas estaban destrozadas, y mi profesor me dijo que yo tenía la culpa, sin darme la oportunidad de explicar mi versión de los hechos.
Arte por Dav Andrew (@dav.andrew1).
La escuela me dejó traumatizado, atormentado, suicida y deprimido. Tuve la suerte de estar en un espacio después de la escuela donde pude comenzar mi viaje de curación. Muchos psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, cursos de autoayuda y dos años de antidepresivos me salvaron del suicidio. Pero en realidad fue volver a conectar con mi identidad khoi, volver a conectar con mi identidad africana, aprender las gowas, o lenguas, de mis antepasados, escuchar las historias de mi aboxan, oír que las palabras de nuestra lengua hablan de la existencia del /Gui/nam, o amor entre personas del mismo sexo.
Esta experiencia me permitió volver a una época anterior a la llegada de los piratas de Países Bajos que perturbaron nuestras vidas, obligándonos a conocer sólo sus palabras, corrompiendo nuestros sistemas de creencias e interiorizando sus muchas ideas tóxicas, especialmente las de la transfobia, la homofobia y el miedo a nuestros personas dos espíritus.
Es interesante ver cómo nosotros, como pueblo khoi, somos los más borrados y, sin embargo, siempre somos los que se citan en las conversaciones sobre la homofobia como algo no africano. Se documentó que nuestro pueblo khoikhoi tenía palabras como koetsire, que describía a los hombres considerados sexualmente abiertos a otros hombres, y soregus, que describía una amistad que implicaba hacer el amor entre personas del mismo sexo.
Una de las primeras relaciones homosexuales documentadas en Sudáfrica fue la que mantuvieron un hombre khoi, Klaas Blank, y un holandés, Rijkhaart Jacobsz, en la isla de Robben entre 1718 y 1735. Los dos hombres estuvieron en prisión en Robben Island y mantuvieron una relación durante más de una década antes de ser ahogados por cometer lo que los colonizadores consideraban actos antinaturales. Siempre veo su historia no sólo como un pueblo khoi, que proporcionó alimento y consuelo a los colonizadores y a los esclavizados en esta tierra, sino que nuestro amor trascendió las creencias de la iglesia, que en muchos casos sigue avergonzando el amor entre personas del mismo sexo.
También fue muy interesante descubrir que el khoikhoi como lengua tiene sus raíces en las taras, o mujeres. No es de extrañar, teniendo en cuenta que las sociedades khoi eran matrilineales. Eran nuestras mujeres las que “tani”, es decir, las que llevaban la mayor influencia en nuestras sociedades, que incluso hoy en día muy ha cambiado muy poco. Puedes ir a cualquier comunidad khoi, y a pesar de esta identidad "de color" que nos han impuesto, seguimos viendo cómo nuestras mujeres son las que dirigen en la iglesia, en las escuelas, en nuestros hogares. Ella toma la mayoría de las decisiones. Taras significa mujer, pero también líder suprema.
El khoikhoi como gowas, o lengua, también tiene lo que se llama un género comunitario que permite añadir la letra 'i'. Así que si no estás seguro del género de una persona, añadiendo la 'i' se convierte en el equivalente al 'ellos' que conocemos hoy en día. Me encanta porque nos remonta al nombre que teníamos de nosotros mismos: Khoikhoi se traduce como pueblo de pueblos, un recordatorio de tu valor intrínseco como persona, anu, o digno de amor y respeto, en contraste con las sociedades colonizadoras que te valoran sólo en términos de valor colonial.
Lamentablemente, también hemos sido testigos de las formas más brutales de violencia contra nuestras comunidades Khoi 2SLGBTQ+. Una vez más, esto habla de cómo las palabras en la lengua de un pueblo corrompen las creencias y los pensamientos de un pueblo. Y cuando se corrompen nuestros pensamientos, nos corrompemos nosotros.
Pienso en David Olyn, un joven asesinado e incendiado por nuestro propio pueblo khoi. Hablaban de matar a un "moffie". Nos ocultan la violencia histórica de nuestros antepasados, no saben que hace cientos de años fuimos salvajemente quemados vivos por estos colonizadores holandeses, quemados para obtener nuestra tierra y nuestro ganado y para destruir nuestras comunidades.
También recuerdo a Kirvan Fortuin, un bailarín khoi de gran talento de Macassar, en Cabo Occidental, que murió apuñalado por otro joven khoi. Les dijo a todoel mundo sobre un moffie al que iba a herir. ¿Cómo hemos pasado de este lugar donde celebrábamos a nuestras taras y todo lo que era de su vientre a odiarnos a nosotros mismos y a ellas?
Desearía haber tenido esta información cuando era más joven. Me habría ahorrado mucho dolor. Pero compartiremos y recordaremos a la próxima generación que muchas de nuestras fobias que hoy tani, es decir, que cargamos, no son sino producto de otros.
— Toroga Denver Breda (khoihoi) vive en Hui!Gaeb/Ciudad del Cabo, y es gowab ╪Khaikhai-ao-I (revitalizador lingüístico), karetsanas-ao-i (poeta) y kuwiri (perturbador) de las Primeras Naciones khoikhoi. A través de sus kurus (arte), desafía el kakapusa (supresión) de las lenguas nativas de Sudáfrica y las historias de sus abogan (antepasados).
Foto de portada: Definición de /Gui/nam, o amor del mismo sexo. Foto por Toroga Denver Breda.