El pueblo kakataibo habita a lo largo de los ríos Aguaytía, San Alejandro y Sungaroyacu en los departamentos de Ucayali y Huánuco en el centro este del Perú. Se presume que los Pueblos Indígenas de esta zona, documentados inicialmente por misioneros entre 1727 y 1736 y quienes los llamaron Carapachos, son los actuales kakataibo.
Según información proporcionada por el Ministerio de Cultura, la población de las comunidades kakataibo se estima en 3.715 personas. Su lengua pertenece a la familia lingüística pano y se refieren a sí mismos como "uni", que se traduce como "pueblo".
Los kakataibos
Desde finales del siglo XIX hasta la segunda década del XX, los kakataibo se enfrentaron a los caucheros peruanos, que intentaron esclavizarlos para explotar la zona rica en caucho. A mediados del siglo XX, con la construcción de la carretera Lima-Pucallpa, muchos kakataibos murieron a causa de las enfermedades propagadas por los invasores y a causa de la explotación laboral. Debido a estas luchas, los kakataibo se reconocen a sí mismos como pueblo guerrero.
En la actualidad, existen ocho comunidades kakataibo reconocidas oficialmente por el Estado peruano. Como la mayoría de las comunidades indígenas de la Amazonia peruana, son uno de los grupos más pobres del país. Su situación se ha visto agravada por la pandemia de Covid-19 y sus consecuencias.
Educación
Los kakataibo están en desventaja incluso en relación con otros Pueblos Indígenas. Según datos del Censo de Comunidades Originarias de 2007 del Instituto Nacional de Estadística e Informática, los kakataibo tienen una tasa de analfabetismo español del 16,1%, y el analfabetismo afecta casi tres veces más a las mujeres que a los hombres.
Salud y medio ambiente
La población kakataibo carece de un sistema de salud intercultural, y las postas (centros de salud comunitarios gratuitos) y el personal sanitario son insuficientes para atender a sus comunidades. Sin embargo, a raíz de la pandemia, se han recuperado conocimientos y prácticas tradicionales en beneficio de la salud de las comunidades.
La vida de los kakataibo implica una relación diferente con la naturaleza, puesta de manifiesto por la pandemia de Covid-19; las comunidades han podido sobrevivir a la crisis sanitaria y económica porque los bosques y los ecosistemas sanos, de los que son guardianes, han sido su principal fuente de alimentos y medicinas.
El pueblo kakataibo se ve además amenazado por la ocupación de sus territorios por parte de traficantes de tierras, el cultivo ilegal de hoja de coca fomentado por el narcotráfico y la tala ilegal por parte de colonos recientemente establecidos en estos territorios.
En abril de 2020, Arbildo Meléndez, apu (líder indígena) de la comunidad Unipacuyacu, fue asesinado mientras luchaba por la titulación de su comunidad y la defensa de su territorio frente a las amenazas de los traficantes de tierras y drogas y los madereros ilegales. Trágicamente, no es el único líder que ha sufrido este destino.
La muerte de Meléndez provocó que un compañero se lamentara: "¿Qué tenemos que hacer? ¿No valemos nada? ¿Nuestras vidas no valen nada? ¿Acaso los indígenas no valemos nada? En ese caso, ¿por qué no nos destruyen? ¿Acaso no somos verdaderos peruanos?" ante otros miembros de la comunidad de Unipacuyacu, mientras el comunero recordaba que ellos también llevan casi tres décadas luchando por la titulación de su territorio.
La comunicación en las comunidades
Durante el transcurso del proyecto, jóvenes y mujeres expresaron la necesidad e importancia de la comunicación para sus comunidades en la defensa de su territorio y el desarrollo local: "Me gustaría aprender a hablar mejor, a expresarnos mejor... a participar sin miedo", dijo Jhack Maíz, de 19 años, de Sinchi Roca.
Los principales canales de comunicación en las comunidades kakataibo son de persona a persona y por teléfono. Como consecuencia de la pandemia, la educación está prácticamente congelada en todos los niveles; para los pocos que estudian, la principal herramienta es WhatsApp.
Hay poca participación de jóvenes y mujeres en la vida comunitaria y en la federación, ya sea por la falta de interés de los jóvenes en la vida política y organizativa o, en el caso de las mujeres, por la falta de oportunidades debido al machismo y a las responsabilidades familiares. La comunidad también debe lidiar con el fenómeno de la migración de los jóvenes debido a la falta de oportunidades de estudio y trabajo, lo que hace que se trasladen a ciudades como Aguaytía, Pucallpa y Lima, en muchos casos para trabajar en empleos poco calificados como guardias de seguridad, cocineros y limpiadores.
La mayoría de las comunidades disponen de electricidad e Internet, mientras que algunas dependen de baterías y paneles solares. Los altavoces se utilizan para la comunicación y suelen estar instalados en la casa comunal, que es el espacio común donde se celebran las reuniones o asambleas. Los líderes de la comunidad y los jóvenes suelen ser los comunicadores.
Los altavoces se utilizan para transmitir los mensajes de las juntas de gobierno y para informar de las actividades que se desarrollan en la comunidad. Las transmisiones se hacen principalmente en lengua kakataibo y ocasionalmente en español, dependiendo de la cantidad de población mestiza en cada comunidad.
FENACOKA cuenta con algunas redes sociales que le permiten comunicar las necesidades y problemas de la organización y conseguir apoyo de instituciones públicas y organizaciones privadas. Sin embargo, el mantenimiento de estas redes sociales es irregular debido a la falta de personal capacitado para esta tarea.
Género, interculturalidad y derechos
El proyecto "Fortalecimiento de la comunicación radial, organización y luchas del pueblo kakataibo" capacitó a 16 jóvenes y mujeres de diferentes comunidades en herramientas tecnológicas, sociales y narrativas de comunicación con el objetivo de mejorar el tejido organizativo y social de las comunidades.
La capacitación tuvo temas transversales de género, interculturalidad y derechos para ampliar el ejercicio de derechos y ciudadanía intercultural de los participantes. "Desde el primer taller aprendí las partes de comunicación, costumbres y a enterarme de lo que pasaba en las comunidades, dijo Emilio Estrella, de 19 años, de Yamino. "Pocas mujeres participan en estas cosas; habría que ver cómo hacerlas participar más", reflexionó Elsa Westreicher, 24 años, de Puerto Azul.
Los participantes del proyecto también destacaron la interacción y el diálogo que les permitió compartir sus experiencias y fortalecer su identidad, señalando la importancia de la participación de las mujeres y del territorio. "El taller nos permitió a los jóvenes conocernos entre otras comunidades y reflexionar sobre los problemas que suceden. Estos talleres nos hacen más empoderados, para evitar la discriminación de los jóvenes Indígenas en las ciudades", dijo Westreicher.
"En el taller nos llevamos bien, hicimos entrevistas. El compañerismo y el diálogo con jóvenes de otras comunidades nos ayudó. Estos talleres deben permitirnos tener más confianza entre nosotros", añadió Clara Salazar, de 19 años, de Puerto Nuevo.
Comunicación para la defensa
La subvención ha sido un aporte importante para FENACOKA y las comunidades, en especial para los jóvenes y mujeres que participaron de forma directa. Para ellos es una ilusión y una apuesta para el empoderamiento y fortalecimiento de su identidad desde su participación en la vida comunitaria como futuros líderes, comunicadores, maestros, activistas ambientales entre otros.
Hoy que el territorio está amenazado por invasores de tierras, la tala de madera y el narcotráfico, es necesario apoyar los procesos de comunicación que fortalezcan la organización, la identidad y el sentido de pertenencia, donde la comunicación se configura como el elemento articulador entre la naturaleza, el espacio, la organización Indígena y la cultura.
El Fondo de Medios Indígenas Comunitarios ofrece a las emisoras de radio Indígenas internacionales la oportunidad de reforzar sus infraestructuras y sistemas de radiodifusión, y crea oportunidades de formación en periodismo, radiodifusión, edición de audio, habilidades técnicas, etc. para periodistas de radio de comunidades Indígenas de todo el mundo. En 2022, el Fondo de Medios Comunitarios Indígenas apoyó a las comunidades con 23 subvenciones por un total de 138.000 dólares a medios de comunicación comunitarios Indígenas de 13 países.