La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas fue diseñada para ratificar los derechos humanos colectivos e individuales inherentes a dichos Pueblos y, abordar sus derechos relacionados con la cultura, el medio ambiente, la salud, la educación, el desarrollo económico y social. Después de más de dos décadas de agotadoras negociaciones, la Declaración fue adoptada el 13 de septiembre de 2007.